Tigres le robó la Navidad al América: 1-1 (3-0 penales)

26/12/2016 – Monterrey.- Tigres no perdió la fe, creyó hasta el final en sus opciones y cuando parecía que estaba contra la lona se levantó con fiereza, un cabezazo de Édgar Dueñas le robó una Navidad extraordinaria al América, el mediocampista empató el partido en el minuto 118, para anular el gol de Edson Álvarez que hizo soñar al americanismo con un Centenario glorioso. Y en la tanda de penales, Nahuel Guzmán fue protagonista total al atajar tres tiros.

Fue una Final llena de polémica, con bronca y un arbitraje que dejó mucho que desear, una Final que se fue hasta los penales y en esa ruleta el héroe fue Nahuel Guzmán, el portero que le ganó la guerra sicológica a los cobradores azulcrema, le atajó sus tiros a William, Romero y Güémez para darle su quinto campeonato a los felinos.

El partido empezó con buen ritmo, las intenciones de uno y otro quedaron claras desde el inicio, parecía que Tigres sería un equipo más punzante, su condición de local lo obligaba a ser más atrevido que en el juego de ida, pero América es un equipo con mucho oficio, defensivamente se ha estructurado desde la llegada de La Volpe al banquillo, concede poco y no varía sus planes de fabricar la jugada desde el fondo.

El misterio de la presencia de André-Pierre Gignac se desveló desde un par de horas antes, el delantero francés se recuperó del esguince de segundo grado en las cervicales, que sufrió en el juego de ida, eso alimentó el optimismo de los seguidores universitarios y del propio equipo, pero en el trámite del partido, el atacante se fue diluyendo y su peso en el partido fue muy austero.

Tigres tenía la pelota, pero no lograba encontrar profundidad, el equipo de Tuca gusta de jugar por el centro y América lo obligaba a abrir la pelota por las bandas, y ahí sus marcadores salieron avantes en los duelos individuales, ni Aquino ni Damm tenían fortuna a la hora de buscar el desborde. Aunado a que Ismael Sosa tampoco era ese media punta que desequilibra.

Si América montó un plan de ceder la pelota y mostrar su resistencia defensiva, el juego estaba en el escenario convenido, las Águilas tenían poca bola, pero cuando estaba en su poder tenían la capacidad para arrimarse al área felina, pero llegando a ella carecían de finura.

Los de Tuca iban una y otra vez, siempre con el mismo resultado, sus ataques morían en la figura de algún defensa azulcrema, cada zaguero de las Águilas mantuvo la tensión y no cedieron ni un ápice. La tensión defensiva estaba a tope. Sin la fluidez para atacar, América tuvo un par de jugadas que montó gracias al arrebato de Ibarra, pero sin resultados positivos.

La ocasión más peligrosa se dio en un tiro de media distancia, Javier Aquino cazó un rechace y prendió la pelota con la pierna derecha, un disparo amenazante al que Muñoz le metió la mano y el portero mandó la bola a córner. Muñoz ha mostrado un gran nivel en la Liguilla, le ha dado seguridad al equipo en partidos de alta exigencia.

América no se había intimidado con la atmósfera, había contenido a su rival y tenía el partido en un escenario que no le desagradaba, porque con poco se había arrimado a la zona de definición, aspiraba a cuajar una jugada y mantener la solvencia en la retaguardia. A diferencia del juego de ida, esta vez no se fue al vestidor con el gol en contra, mantuvo la serenidad y cuando tuvo que dividir la pelota, lo hizo en zonas que no le generaban mayor riesgo.

Tigres no daba con la fórmula, se iba al descanso con más dudas que aciertos, porque si bien tuvo la pelota, no pudo ser un equipo puntilloso que agobiara a su rival, solo había tenido una aproximación y fuera de ese tiro de Aquino ni Gignac ni Sosa habían exigido a Muñoz.

El guion se mantuvo en el complemento, América no se había intimidado y se esperaba que el partido creciera en decibeles. Así ocurrió y los dos equipos empezaron a soltarse; primero

Oribe le metió la pierna a un tiro en el área, fue un acto reflejo y no un remate, la pelota se fue por un costado y respiró la afición de los universitarios. Eso encendió a los felinos que respondieron como acto reflejo con un cabezazo de Damm tras un centro de Damián, que relevó a Aquino que se fue lesionado.

Después vinieron un par de acciones que levantaron a la tribuna felina, en ambas Sosa cayó en el área, primero cuando Goltz le marcaba y después con Sambueza, en las dos el árbitro, Jorge Isaac Rojas, dejó continuar el juego. Tomó otro ritmo el juego, parecía que estaban dispuestos al intercambio de golpes. Ibarra montó otro desborde que acabó con un centro desviado.

La respuesta de Tigres volvió a ser más peligrosa: Gignac, por primera vez en la noche, chutó con peligro a gol, un tiro libre al que Moisés le metió los puños, en el rebote vino un centro que Dueñas remató con la cabeza y puso la bola en el travesaño. Corría el tiempo y aumentaba la tensión y los nervios.

El partido reclamaba un héroe que evitara los tiempos extra, salió Peralta lesionado y entró Romero, el Chino cedió para Ibarra que disparó con la derecha y un defensa cortó el daño, respondió Gignac con otro tiro que dio en el palo.

Llegó el alargue y con cierta ventaja para América, porque Torres Nilo se fue expulsado por doble amarilla, Tuca reforzó su defensa y a La Volpe le quedaba la bala de Darwin Quintero para atacar. América, con el hombre extra, pasó a tener más pelota y más protagonismo.

Y no lo dejó pasar, sabía que era el momento para golpear y así fue. En un córner peinaron la pelota en primer poste y en el centro del área Edson Álvarez cabeceó para marcar el gol que le daba el título a las Águilas al minuto 95. A Tigres no le quedaba gente para atacar y debía correr riesgos, lo que implicaba más espacios para un equipo que se repartió mejor los espacios.

Hubo un espacio para la reacción de Tigres por la expulsión de Sambueza, pero el juego se calentó cuando Gignac se encaró con La Volpe, después vino una bronca con golpes en las bancas, iban los puños de un lado a otro, minutos de tensión, porque todos los jugadores se encararon y retaron, el árbitro echó a Rivas y Goltz, pero la faltaron más rojas. Nueve jugadores por bando y un partido para el que tuviera la cabeza más fría.

Lo peleó Tigres, lo resistía América, pero a dos minutos del final del partido, Dueñas cazó con la cabeza un centro de Damm, el mediocampista remató solo y mandó el juego a la tanda de penales. Desde los once pasos, fallaron los americanistas que no se repusieron del golpe anímico y Nahuel gobernó el escenario, para dejar al América sin títulos en su Centenario.

Agencias