Orbe

No es emperador y mucho menos dios

20/08/2018 – Ya pasaron, y son historia, los tiempos cuando el PRI hacía de las suyas y los presidentes emanados de este partido llegaban a la silla del águila con poderes metaconstitucionales.
Mucho más quedaron en el pasado cuando la democracia ya es un sistema de gobierno consolidado y no en proceso de construcción.
No es impertinente que la sociedad mexicana sepa una vez más (aunque parezca obvio), que el 1 de julio la democracia votó a favor de Andrés Manuel López Obrador, designándolo presidente de México.
Y antes de que ocurra cualquier malentendido, de esos que abundan en este país, principalmente en el ámbito político, es menester dilucidar lo siguiente:
AMLO no fue electo emperador de México. Ni siquiera dictador ni nada que se le parezca.
Muchísimo menos fue ungido en calidad de dios todopoderoso, por mucho que algunos “analistas” exageren a mansalva el tema de su mayoría en el Congreso de la Unión.
Fue contratado, así es, por la democracia mexicana como mandatario, ya que durante largos 12 años insistió tanto que casi llegó a jurar que él y únicamente él transformaría esta nación, exorcizando todos sus demonios y seres malignos.
Su oferta reiterativa, machacante y hasta cierto punto porfiada, que aprovechó el hartazgo ciudadano, llegó al extremo de que más de 30 millones de votantes le dieran la oportunidad que tanto anheló.
Por lo que gobernará desde el Palacio Nacional junto con 32 gobernadores. (Y aquí está el detalle).
Enorme contrapeso que, remitiéndonos a los dictados democráticos, impiden que cualquiera pretenda pasarse de listo, convirtiéndose en un déspota dictador.
Por cierto, de los 32 mandatarios estatales, 11 son del PAN, 12 del PRI, 2 del PRD, uno del MC, uno independiente y 5 de Morena. Números que en términos proporcionales nos recuerdan que casi el 90 por ciento de las gubernaturas del país, 27 en total, están en manos de la oposición.
Y, atención aquí:
Todas estas entidades son territorios libres y soberanos, cada uno con sus respectivos poderes ejecutivos, legislativos y judiciales, adheridos al Pacto Federal.
No es dictador, no es ningún rey, no es emperador, tampoco es un dios. Es sólo un hombre que a partir del 1 de diciembre tendrá tantos contrapesos que lo convertirán en un genuino presidente democrático.
Por todo esto, resulta falso que AMLO vaya a ejercer un poder inmenso. Esto no puede ser así.
Y tan es cierto que será un presidente ceñido a la voluntad democrática que los propios gobernadores, varios de ellos, incluido ahora el de Tamaulipas, Francisco García Cabeza de Vaca, han aclarado que colaborarán con el nuevo Gobierno Federal, siempre y cuando se respeten la soberanía de la entidad y las decisiones del Gobernador.
Especificando el mandatario tamaulipeco que desde esa soberanía él toma sus decisiones. Una soberanía que por su misma naturaleza no admite subordinación alguna, sumisión o inferioridad.

DAN VOZ A JÓVENES DE TAMAULIPAS
Durante una gira de trabajo por el sur de la entidad, el gobernador Francisco García Cabeza de Vaca acordó con la Organización de las Naciones Unidas (ONU) empoderar a los jóvenes, así como prevenir la violencia y los embarazos adolescentes.
Fue en este contexto que el Gobierno de Tamaulipas suscribió, a través de Jóvenes Tamaulipas de la Secretaría de Bienestar Social, un convenio marco de cooperación técnica con el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), mediante el cual se busca promover la participación de los jóvenes en la decisiones de la sociedad, la prevención de la violencia y la educación para la prevención de embarazos en adolescentes.
Que el Gobierno de Tamaulipas y la ONU hayan decidido empoderar a los jóvenes es una decisión no sólo muy esperada sino democrática y justa. Basta recordar que en México la población joven, de 18 a 39 años, representa el 50.48 por ciento del padrón electoral del país.
La juventud tamaulipeca es, en ese sentido, un segmento poblacional al que desde hace muchos años no se le ponía una atención de ese nivel que ahora se le reconoce. Todo era un discurso político electoral que prometía lo que hoy ya se hizo, pero que en las agendas oficiales nunca aparecía.
¡Excelente inicio de semana!