Los Hechos

Sin motivo aparente

“¡Buen camino!”, repasó MANOLO CORCUERA, de su reciente travesía, es el saludo entre quienes se van encontrando por la Ruta de Santiago.
Esa fue la buenaventura que expresó a su amigo de toda la vida, ALEJANDRO ETIENNE LLANO, ahora que, en su huerta, se ofreció una comida en honor al ex coordinador de la bancada priísta en el Congreso Local.
Los coorganizadores, PEDRO su hermano, GEÑO BENAVIDES de siempre y FERNANDO MÉNDEZ, a quien entregó la alcaldía para irse al Congreso, recordaron que sólo habían platicado la idea, cuando MANOLO ya tenía dispuesto todo.
Pregunta recurrente entre los invitados era el motivo del ágape; que si celebraba algo, que si iba en busca de otro encargo público, que si se expresaría ahí el apoyo a alguien más, que si esto, que si lo otro.
Nada, solo ponderar la amistad, en torno de un personaje que goza del aprecio de muchos y ha cumplido otra etapa de su vida pública, como lo hizo antes, ondeando el deber cumplido y la seguridad de su dignidad pública y privada, con humildad, verticalidad y transparencia.
Ahí predominaban los amigos generacionales, empresarios y profesionistas, agricultores y ganaderos, compañeros y colaboradores, del pasado reciente y de más atrás, correligionarios, pero particularmente, amigos todos, con y sin partido.
Sí, llegó EDGARDO MELHEM, el aspirante a dirigir el PRI, con CHECO GUAJARDO, uno de los ex dirigentes propulsores del método de Consejo, para la elección del nuevo Comité Directivo Estatal, sobre el que ya está en el horno la convocatoria.
“Aquí estás perdiendo el tiempo, mejor vete para allá”, le dijo a aquel uno de los anfitriones, señalando la mesa donde estaban presuntos electores del proceso interno tricolor, pintando la raya de las militancias, siempre jocoso, en broma.
Fue el acento a la despolitización del encuentro.
“Cuando alguien llega a un encargo, sobran las invitaciones, abundan quienes buscan algo; cuando terminas nadie se acuerda.
“Cuando no tienes responsabilidades públicas, es cuando más necesitas, no otra cosa, simplemente un abrazo, el aprecio de los auténticos amigos”, recordó FERNANDO MÉNDEZ, insistiendo, como GEÑO, en el ánimo puramente fraternal del convite.
“No nos gusta la política, pero la necesitamos”, acotó luego con todo su derecho el festejado, al reconocer entre sus amigos a quienes sí y quienes no andan en eso, pero todos, desde sus trincheras, en esa conciencia cívica, participando en el aporte a la construcción de la ciudad, el estado y el país, que nunca tanto como hoy, requiere el concurso generalizado para salvar entuertos del sector público actuante.
Ya en su despacho, en la notaría, en las huertas, en el rancho, tras su gestión legislativa, ALEJANDRO por lo pronto no trae proyecto político o gubernamental, pero está seguro que, en un futuro determinado, estará participando de nuevo.
En congruencia, tampoco abundó sobre ello; se brindó por la amistad, por los viejos tiempos y el porvenir, en abstracto, entre anécdotas, chistes y reminiscencias, de los presentes y los ausentes.
¡Buen camino!, se repitió, parafraseando la paráfrasis que trajo MANOLO de Compostela, entre esta y aquella gran fraternidad andante.
Sin motivo aparente.
Las suspicacias están a flor de piel en el ambiente político dominante, en la escena pública estatal.
Abundan las versiones sobre el origen y las consecuencias, del retiro del jefe de la Oficina del Ejecutivo, VÍCTOR SÁENZ; la expresión más repetida es que no se dio en los mejores términos.