Los Hechos

En la vil inopia

El paquete fiscal del Estado para el año siguiente, que regularmente se aprueba antes de concluir el periodo ordinario de sesiones del Congreso Local, en la justa mitad de diciembre, en esta ocasión se quedó pendiente.
El motivo argüido fue la indefinición del Presupuesto de Egresos de la Federación, que apenas en esa fecha fue enviado por el Ejecutivo Federal a la Cámara Baja del Congreso de la Unión, donde se sigue discutiendo.
En general existen estimaciones respecto de los ingresos esperados y en función de ello el Estado mandó la iniciativa, pero en siendo un instrumento de legislación anual, cualquier cosa puede suceder al amparo del voto dominante en el Congreso federal.
Muchos han sido los dichos que han acompañado la propuesta del presidente ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR hablando de cambios, reasignaciones, sumas y restas que a ratos no distinguen niveles de gobierno.
Y partiendo de la base de que casi el 90 por ciento de los recursos que recibe y ejerce el Gobierno estatal provienen de la federación, las reservas son justificadas.
Todavía no aplicará para los efectos domésticos, la intención compartida de regresar la centralización de los servicios de salud y educación al gobierno federal, pero de suyo, significan una disminución en casi una tercera parte de los montos presupuestales del Estado.
Ya sabe, sin elevarlo a ley, el PEJE presidente inició la centralización de los servicios de salud en los cinco estados del sureste nacional, les pidió al resto de los gobernadores se acerquen a convenir lo propio y anunció que en dos años concluirá esa transición.
De los 54 mil 933 millones de pesos que plantea ingresar a sus arcas el gobierno tamaulipeco el año entrante, 48 mil millones provendrían de la federación, de los que 22 mil 297 millones son del fondo general de participaciones, es decir, la cuota de impuestos de libre ejercicio.
13 mil millones de pesos son del Fondo de Aportaciones para la Nómina Educativa y Gasto Operativo (FONE) y 3, mil millones de Fondo de Aportaciones para los Servicios de Salud (FASSA); esos recursos, que son nómina y otros operativos para salud y educación, los dejaría de ver pasar siquiera el Estado con aquellas medidas.
El dirigente nacional panista, MARKO CORTÉS MENDOZA, en días pasados anunció la recomendación a los 12 gobernadores emanados de su partido, para que regresen a la federación el manejo del sistema educativo.
El debate ahora se da sobre la pertinencia de tales medidas, al recuento de las ventajas y desventajas que ha significado para la población objetivo, las medidas descentralizadoras que hace cosa más de dos décadas se consumaron en tales rubros.
Consecuencias que han tenido sus altibajos al paso de los tiempos y los gobernantes en el plano local y que resultan disociantes respecto de otras entidades federativas, pero que ciertamente atraviesan por una crisis, acendrada con el cambio en Palacio Nacional, por la novatez de sus ocupantes, o por alguna aviesa intención político-electorera, según las conclusiones del alto mando panista.
Al ciudadano de a pie lo que le interesa es que haya medicinas en el estante y médico en el consultorio, que los equipos estén funcionando y con materiales para su operación; que las mastografías se hagan en el campo, no en la declaración y los tratamientos estén prestos en la institucionalidad, más que en la limitada caridad social.
No hay simulación que anide en la conciencia ciudadana frente a una realidad rampante, grosera y agresora.