Locuras Cuerdas

Jorge Chávez

28/12/17

El vértigo de una democracia hipócrita

De lo que se trata en la democracia es de hacer creer al pueblo que gobierna. Luis Latzarus, ex director del periódico francés Le Figaro.
Hoy es día de los inocentes, y en ese tenor pareciera que quienes somos admiradores de nuestra imperfecta democracia, somos blanco inexorable para quienes disfrutan del escarnio propio de esta fecha. Cabe señalar que la democracia que nos ha tocado vivir nos produce a los mexicanos una cara de dolor de muelas por sus grotescas particularidades.
Lo que no es una broma del día de los inocentes es la abundante ola de anuncios (pre) electorales; pero a mí ni me diga nada, usted estaba advertido desde días anteriores al fatídico 14 de diciembre, fecha en que inició la escalada de anuncios de todos los partidos conocida como “La spotisa”, que se traduce en muchos spots televisivos haciendo propaganda que nos mete en aprietos a los ciudadanos comunes como usted y como yo, ya que dichos promocionales mañosamente mencionan que es publicidad dirigida solo a los miembros de los partidos, de tal forma que si los ve en TV o los escucha por la radio, y no es miembro del partido promovido, quienes cometemos el delito electoral somos nosotros, la audiencia sin partido, de tal forma que esté usted, mi querido lector, al pendiente para que apague oportunamente su televisor o su radio si el impredecible destino lo coloca en esa eventual posición de escuchar lo que no debe. De ese tamaño de ridículo y de ironía son nuestros políticos que autorizaron esta maraña de ley electoral, cuyo problema no es lo chusco del autoengaño que propician ya que a nadie engañan con que es “pre electoral” dirigido solo a los partidos, pues es desde ya una franca y plena campaña electoral, el problema es que esta ronda de spots la apuntan a cuenta del erario, ni más ni menos, esto cuesta y está contemplado en el presupuesto y etiquetado como precampaña, la cual sirve para elegir al candidato de cada partido, pero, como lo podemos constatar diariamente no existe en ningún partido ni alianza más de dos precandidatos y no veo ningún diputado o senador que puntualice este detalle. Eso es lo que conocemos como la dictadura de los partidos. Así las cosas con nuestra costosa y onerosa democracia mi querido y dilecto lector. El consuelo reiterativo es que sería más caro no tener democracia.
Con todos estos hechos, viene a colación lo que dice José Woldenberg, presidente fundador del IFE, ahora INE, en el sentido de que existe, a riesgo de ser reiterativo, un hecho del tamaño de una catedral: hay un desencanto con los políticos, los partidos, los congresos y los gobiernos que nadie debería disimular y que tristemente se está dando tal simulación. Los partidos con pudor esconderían sus atrocidades, en México las exhiben.
Ese es el problema de nuestra democracia, se reproduce en medio de un malestar generalizado con los políticos y con este detalle corremos el riesgo de confundir dicho malestar propiamente con la democracia, dos perspectivas sustancialmente diferentes, ya que la segunda nos ocasionaría un problema mayor que la primera.
Hablando con un joven, me hacía la siguiente pregunta: En esta “precampaña”, ¿Contra quien está compitiendo Meade dentro del PRI, contra quien está compitiendo Anaya en el Frente o en el PAN y contra quien está compitiendo AMLO en Morena? No me queda más que asumir que esta democracia no produce demócratas, sino más bien agnósticos políticos, inaccesibles a entender este juego electoral tan peculiar.
Hoy más que nunca tienen vigencia las palabras de dos de los fundadores de EU, la democracia más antigua y hoy más incomprensible del planeta. Uno de ellos, Benjamin Franklin, el inventor del pararrayos decía que la democracia son dos lobos y un conejo votando qué se va a cenar. La libertad es el conejo mandando a la chingada a los lobos y su escrutinio. (Perdón por la estridencia lingüística, cito textual)
Por otro lado y en la misma línea de juicio a su democracia Thomas Jefferson mencionaba que la democracia no es sino la ley del hervidero, según la cual el 51% está autorizado a confiscar los derechos del 49% restante y remataba cuestionando lo siguiente: ¿cómo algo tan hermoso e inteligente pudo acabar tan mal?
Mi querido y dilecto lector, dijo el sabio autor del libro de Eclesiastés que no hay nada nuevo debajo del sol, estas expresiones que le acabo de compartir, surgieron en el siglo 18 y siguen teniendo una vigencia sorprendente e inaudita. Vivimos una democracia hipócrita. O más bien, una democracia genérica solo que a la inversa, ya que no es “lo mismo pero más barato”, sino sobradamente podemos afirmar que es “lo mismo pero más caro” con precandidatos que no compiten internamente con nadie, pero cuestan mucho dinero como si en realidad lo harían. Con todo esto, feliz año 2018.
El tiempo hablará.