Locuras Cuerdas

Jorge Chávez

 

31/10/17

Alacena de “minucias” absurdas

En días pasados escuché que las acciones que resaltan actualmente por parte de nuestra clase política parecieran un guión del autor de aquella legendaria serie cómica de Los Polivoces, absurda y por ello magistralmente interpretada por Enrique Cuenca y Eduardo Manzano, siempre acompañados exitosamente en su papel de patiño por Zamorita.
Lo característico de esta serie cómica eran los absurdos que aparecían en diálogos de sus personajes y con ellos nos hacían reír; pero a diferencia de Los Polivoces en aquella lejana época de los setentas, los absurdos de nuestra clase política, amén de desconcertarnos, más que reír nos hacen llorar.
Vayamos punto por punto hasta donde el espacio editorial nos lo permita ya que el material a desglosar es mucho.
Absurdo es algo contrario y opuesto a la razón, que no tiene sentido según la Real Academia de la Lengua. Pues bien nuestra clase política no tiene empacho en generar absurdos en su logística de todos los días y pareciera que mientras más se acerca el 2018, más intensa es su creatividad para generar acciones totalmente opuestas a la razón, al menos a la razón del ciudadano común que somos usted y yo mi querido lector y que dichas acciones repercuten sustancialmente en nuestra alma y en nuestra percepción del entorno tan convulso del que ahora nos toca ser testigos.
El primer caso es que a punto de entrar el 2018 es además de absurdo, increíble que no tengamos a estas alturas al menos tres elementos esenciales en lo relativo a la justicia; ni procurador general de la República, ni fiscal general y ahora sin fiscal titular para los delitos electorales.
El caso de la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales, mejor conocida por su acrónimo como Fepade, que es el organismo de la Procuraduría General de la República responsable, nada más ni nada menos que atender en forma institucional, especializada y profesional, lo relativo a los delitos electorales federales y cuyo fiscal era el señor Santiago Nieto Castillo (SNC) y que él mismo puso punto final a toda esa espiral de contrapunteos en la Cámara de Senadores entre los que pedían su destitución y quienes pedían su ratificación en el puesto. Lo curioso del caso es que con tanta desconfianza en nuestros políticos y con toda esta erupción y efervescencia nos invade la paranoia y queda la sensación de que lo percibido por los ciudadanos en los medios es un maquiavélico montaje diseñado por una inteligencia con linaje directo hasta Joseph Fouché, el siniestro y camaleónico político francés del siglo 18, todo para distraernos la atención de algo más podrido que no ponerse de acuerdo si Nieto se va o se queda.
SNC cometió una indiscreción con sus declaraciones, al parecer calculadas, en su entrevista con el periodista de Reforma, Héctor Gutiérrez al ventilar casos que por su tiempo dentro del proceso jurídico debió haber mantenido en la secrecía y que al haber mencionado lo poco o mucho que declaró violó los derechos humanos de Emilio Lozoya Austin (ELA). Con esto, el punto relevante no es si SNC se va o se queda, sino si el caso del ex director de Pemex vinculado con la empresa brasileña Odebrecht llegará o no hasta sus últimas consecuencias.
Esta indiscreción de SNC es un enorme favor para ELA ya que ipso facto lo coloca como la versión masculina y tropicalizada de la francesa Florence Cassez, es decir que desde la perspectiva de un ciudadano común al haber violado sus derechos, al parecer en automático se desvanece el proceso jurídico por el que se le investigaba. Así como la francesa quedó exonerada, ahora es jurídicamente posible que los abogados de ELA aleguen dicho argumento para que por una aparente “novatada” del titular de la Fepade, quien por sus cartas credenciales es un constitucionalista consumado, es decir conoce el derecho a pie puntillas, es generosamente posible que al caso se le dé carpetazo.
No se pretende asumir que ELA es culpable sin antes ser investigado pero tampoco es posible, y sí resulta muy absurdo que el caso se finiquite precisamente por un “resbalón” jurídico de quien en teoría debiera guardar todas las formas posibles para el correcto procedimiento del caso investigado.
Culpable o no, ELA hoy puede destapar con su abogado, el ex subprocurador Javier Coello, defensor también de la dueña del colegio Enrique Rébsamen, las botellas de champagne y por qué no, enviarle una a SNC por los favores recibidos.
Absurdos, pareciera que quienes dirigen la justicia en nuestro país son los hermanos Lelo.
Pregunta de colofón: ¿Qué hacían la semana pasada en la misma mesa de un hotel de la localidad el presidente estatal del PAN, Kiko Elizondo, su secretario, Cabeza de Vaca con Naif Hamscho y la maestra Guillermina Rodríguez Moncada? El 2018 ya en su apogeo.
El tiempo hablará.