Locuras Cuerdas

Obstinación incomprensible

4/09/2018 – No nos explicamos cómo después de escuchar el último Informe de Gobierno del presidente Peña, éste último perdiera la contienda presidencial. Rafael Cardona
El ambiente en nuestra ciudad se encuentra pasmado por la novela de las lámparas LED que ya se convirtió en tema de todas las mesas de café y en la cual hay versiones de todos los sabores y para todos los temperamentos, desde el más flemático hasta el más sanguíneo-colérico. Unas versiones colocan al actual alcalde, Jesús de la Garza en una posición que no terminamos de entender o comprender por la premura para cerrar esa operación que muchos encuentran fuera de toda lógica, cuanti más que está al cuarto para las doce de su salida como máxima autoridad de la comuna.
Mi querido y dilecto lector, en este drama del fin de la administración priísta que llamaremos: La emblemática Deyección. (LED). Nombres van y nombres vienen. Desde los protagonistas de otras épocas hasta los de la historia presente, en las que cabe detenerse para analizar qué versiones son más un mito social que una verdad verificada; con eso de que vivimos en los tiempos fáciles de las llamadas “fake news”, donde no importa la verdad, solo la acusación. En función de eso y para no caer en el chisme fácil, nos abocamos a verificar los costos de este mismo proyecto en otros puntos geográficos de nuestro país y encontramos lo siguiente.
El municipio de Apodaca, NL, es un suburbio de Monterrey con una población semejante a la de nuestra ciudad, 523,300 habitantes y llevó a cabo el cambio de 28,000 luminarias a un costo de 117.9 millones de pesos. Bajo ese mismo costo para nuestra ciudad las 35,000 luminarias, nuestro municipio debería pagar 147 millones, y no los 1,500 millones, los cuales no terminamos de entender, ni los costos, ni la premura.
Según la maestra Carmona, mi titular de metodología en la universidad, el italiano Giovanni Sartori nos iluminó acerca de la semiótica como el estudio de los signos en la vida social. En su momento pensé como el estudiante inmaduro que era, ¿Para qué me servirá esta materia en la vida? Y hoy es oro molido para entender esta deyección política innecesaria en la que se ha metido por puro gusto el alcalde Jesús de la Garza no solo frente a Mario López sino frente a la comunidad de Matamoros.
Hoy, gracias a este intento absurdo de comprometer a doce años las finanzas de nuestra ciudad con motivo de la instalación de las supuestamente económicas luces LED, puedo entender que lo que en su momento, el aburrido Sartori anunciaba y denunciaba es que la demagogia, el engaño, la manipulación y el condicionamiento cada vez tienen más espacios para operar.
Sin embargo es importante ubicar que la mejor medicina para evitar la tragedia es aterrizar en nuestro entendimiento los dos conceptos que nos iluminan la existencia cuando hay muchas dudas: información y comunicación, amén de que quienes aún detentan el poder, así sea quince minutos, entiendan que ante la duda de un muy amplio e importante sector de la sociedad lo mejor es detener los proyectos en cuestión para evitar las cacofonías propias de los malos entendidos. El proyecto de las luces LED traen más sombras y oscuridad que iluminación, el sentido común dicta que hay que parar y dejar que sea la nueva administración quien determine las conveniencias para nuestra ciudad.
Suena sumamente contradictorio hacer una operación de compra-venta de las dimensiones que se menciona, primero de 600 millones, para después quedar en mil quinientos millones de pesos, a escasos días de terminar una administración, cuando dicha operación no es avalada por el próximo gobierno. ¿Dónde queda el sentido común?
En alguna ocasión escuché la siguiente disertación coloquial y frívola pero que trae mucha luz al respecto. Qué pasaría si un grupo de funestos americanistas con camisetas intentara instalarse en medio de la porra de las Chivas. Estoy consciente sesudo lector que suena tonta la alusión, pero para quienes presumen de tener un mínimo de materia gris, esto se llama provocación.
Dejar lo que parece un boquete financiero tan grande a la siguiente administración, aun y que se pudiera tener argumentos válidos, a propósito de la semiótica política que nos heredó Sartori y de las circunstancias que ya cambiaron, esta compra suena a provocación. Es jugar al filo del reglamento como lo mandaba hacer Carlos Reynoso a sus jugadores en los ochentas. Rudeza innecesaria.
La prudencia dicta a la administración saliente hacer un giro de 180 grados en lo referente a esta operación, por muy buenas intenciones que la misma conlleva. La dinámica de la misma implica per se una serie de dudas que lo más recomendable es detener su ejecución de una forma clara y evidente, sin espacios para la duda que el día de mañana se traduzca en una mala imagen de los involucrados, si es que su imagen les importa.
El tiempo hablará.