Hallan 83 muertos entre deportados de EE.UU.

México, D.F.- Las deportaciones de migrantes centroamericanos por parte de Estados Unidos han provocado trágicas consecuencias.

Un estudio académico de la Universidad Estatal de San Diego, basado en informes de prensa locales, identifica a un máximo de 83 inmigrantes deportados de Estados Unidos que han sido asesinados desde enero de 2014 pocos días o meses después de su regreso a América Central.
De estos, 45 casos corresponden a El Salvador, 3 a Guatemala y 35 a Honduras.
Tras una oleada migratoria inédita procedente de Centroamérica en el verano de 2013, la administración de Barack Obama inició una agresiva política de disuasión y expulsión de los indocumentados, ante la que consideró una potencial amenaza de propagación de violencia en su territorio.

Proporcionan asilo
Con esas acciones, de acuerdo con activistas, Washington ha escatimado en su obligación de proporcionar asilo a quienes realmente lo necesitan, lo que constituye una violación del Derecho Internacional.
Además, el endurecimiento de su seguridad en su frontera con México ha provocado que los migrantes elijan rutas más riesgosas, con lo que se exponen aún más a ser robados, violados, secuestrados y asesinados.
Esto, a su vez, ha resultado en un incremento en la tasa de mortalidad entre los que se proponen a cruzar hacia Estados Unidos, a pesar de que actualmente se registran menos intentos de cruce que en años anteriores.
Las medidas disuasivas también son visibles en México, donde las autoridades han aumentado asimismo la seguridad en su frontera sur.
The Guardian confirmó tres casos separados de hombres hondureños que fueron abatidos a tiros pocos días después de ser deportados por Washington.
Dos de ellos huyeron de su país luego de que sus hermanos fueron violentamente atacados por pandillas.

Deportados a su muerte
José Marvin Martínez tenía 16 años cuando huyó de la ciudad de San Manuel, al norte de Honduras, hacia Estados Unidos.
Unos meses antes su hermano Rigoberto fue asesinado a tiros por presuntos pandilleros, según sus familiares.
Documentos de deportación obtenidos por The Guardian muestran que Martínez fue detenido en Laredo, Texas, en mayo de 2013, después de haber trabajado un tiempo como asistente de albañiles en Houston.
En abril de 2014 se le ordenó comparecer ante un tribunal de revisión de inmigración, pero no se presentó.
Posteriormente fue emitido su aviso de deportación y fue finalmente localizado y enviado devuelta a Honduras en agosto de este año.
Grupos de Derechos Humanos cuestionan que, como arquitectos de la represión, el Gobierno estadounidense comparte la responsabilidad de tales tragedias.

Retórica contra realidad
Funcionarios del Gobierno estadounidense dijeron que no podían hacer comentarios sobre los casos individuales, pero SY Lee, un portavoz del Departamento de Seguridad Nacional, aseguró que el país ofrece protección para los que temen por su seguridad a través de una variedad de canales.
«Cada año, miles de personas son admitidas como parte del programa de refugiados en el exterior o les es concedido el asilo por el Departamento de Seguridad Nacional por el Departamento de Justicia», dijo.
Lee señaló que la actividad criminal en el país de origen no era un motivo suficiente para reclamar asilo, a menos que el temor a ser lastimado estuviera relacionado con cinco motivos específicos: raza, religión, nacionalidad, pertenencia a un determinado grupo social o posición política.
Además, explicó, a aquellos que son deportados -con excepción de los expulsados de manera expedita- se les da la oportunidad de solicitar asilo u otras formas de protección», agregó.
Pero la realidad que enfrentan los migrantes que son devueltos al peligro en Centroamérica está en marcado contraste con la retórica sobre inmigración de Estados Unidos, alimentada en parte por los aspirantes presidenciales republicanos.
Pero las estadísticas muestran un panorama diferente al que pintan.
Según las últimas cifras de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP), el número de niños no acompañados detenidos en la frontera suroeste estadounidense en lo que va de 2015 es sensiblemente inferior a los 66 mil del verano pasado.
Clara Long, investigadora para la inmigración de Human Rights Watch, dijo que a raíz de la oleada migratoria de 2014 se ha producido una represión generalizada.
«Las detenciones se han ampliado y cada vez más personas están siendo puestas en procedimientos de deportación por la vía rápida y en los que sus solicitudes de asilo no están siendo consideradas adecuadamente», explicó.

Agencia Reforma