Gaceta

Raúl Terrazas

30/10/17

Horario de verano o cultura energética

Después de siete meses de horario de verano, llega el de invierno, motivo por el cual, este domingo las personas atrasaron el reloj una hora o se atrasaron solos, para aquellos casos en que por ser electrónicos se cambian solos.
El nuevo horario trae consigo las tarifas normales para el consumo de energía en los hogares mexicanos, es decir, se reduce el subsidio que otorga la Comisión Federal de Electricidad y, por tanto, hay que cuidar más el uso de la corriente eléctrica.
A 21 años del establecimiento del horario de verano, todavía hay quienes critican la decisión del gobierno de la República para decretar su vigencia como una medida para aprovechar más la luz del día y ahorrar energía eléctrica, en otras palabras, usar de manera más racional de la luz solar en los meses de mayor insolación.
Como ya el horario de verano es mayor de edad, la sugerencia en lugar de críticas, es transformarlo en algo cultural para el cuidado de la energía eléctrica, porque, si bien tiene algunos subsidios del Estado a través de la Comisión Federal de Electricidad, la verdad es que a todo mundo le cuesta y mucho.
La realidad es que, al no desperdiciar la luz del sol, sí se obtiene una reducción en el consumo de energía eléctrica usada para iluminación, con un impacto positivo en el sector doméstico.
Según datos de la CFE, el 23 por ciento de la corriente eléctrica consume en los hogares y de ese porcentaje, casi la mitad, el 43 por ciento, se destina sólo a la iluminación, cuyo uso es a partir de que el sol se oculta.
Los puntos elementales para pasar del cuidado de la energía eléctrica a una cultura de aprovechamiento de la luz solar, son, entre otras cosas, que la vida moderna ha incrementado la dependencia del consumo de energéticos como gasolina, gas y electricidad y, así como se cuida el agua y se protege el ambiente para que estén disponibles para la población, con la energía eléctrica debe de pasar lo mismo.
Además, la cultura en el cuidado de la energía, tiene que verse como una actitud de visión a futuro, ya que, será de algo de lo bueno que podemos heredar a las próximas generaciones.
Desde una perspectiva de impacto en la sociedad, el horario de verano es tema de conversación en todas las mesas de reunión de los mexicanos y aunque los haya que no están de acuerdo, hemos de decir, que se quedaran en calidad de inconformes, porque el Decreto Presidencial que lo estableció en 1996, no deja de estar vigente porque haya personas que digan no a aprovechar más la luz solar.
Durante décadas los partidarios del horario de verano no solo lo apoyaron por el ahorro de energía, creen que guarda relación con estilos de vida saludables que este proporciona, ya que, los investigadores estadounidenses como Wolff, quien estudia el empleo del tiempo, comprobó que, durante el horario de verano la gente reduce las horas que ve televisión y realiza actividades al aire libre.
Es necesario tener en cuenta que durante el año los períodos diarios del día y la noche es variable, situación que determina los cambios de horario, como una convención para optimizar el aprovechamiento de la luz solar, comentarios del director general de Divulgación de la Ciencia, José Franco López, tras recordar que en verano el día es más largo que la noche y en invierno es al revés y aunque en México la variación es menor que en los países de más al norte, el cambio de horario sí sirve para aprovechar más la luz del sol.
Otros investigadores sugieren que, con el horario de verano sí se ahorraba energía durante las noches, pero, se gastaba durante la mañana en las horas de oscuridad previas al amanecer.
En Victoria, capital de Tamaulipas, sin cambio de horario, en invierno el sol sale a las 07:18 horas y en verano a las 05:49 horas, por tanto, adelantar una hora el reloj en verano, el sol saldrá a las 06:49 con la ventaja de que la hora que se adelanta permite ahorrar una hora de luz eléctrica por la tarde.
Aquí, en el centro de la entidad, se tienen en invierno 10:41 horas con luz del sol y en verano 13:36 horas, que representan 02:55 horas más de luz del sol que en invierno y que es lo que se aprovechará mejor con la medida del cambio de horario.
La idea de dos tipos de horario en función de la disponibilidad de luz solar, no es, ni ocurrencia, ni nueva, la idea viene de finales del siglo XIX y principios del XX.
En 1895, el entomólogo neozelandés llamado George Vernon Hudson propuso adelantar dos horas el reloj en marzo y atrasarlo dos horas en octubre, sin embargo, nadie lo secundó, por tanto, no se dio, pero, en 1907, el inglés William Willett propuso adelantar los relojes 20 minutos cada domingo de abril y atrasarlos 20 minutos cada domingo de septiembre, su propuesta sí llegó al Parlamento Británico, aunque desechada.
El primer país en implementar el cambio de hora fue Alemania en abril de 1916 y lo hizo como medida para ahorrar combustible durante la Primera Guerra Mundial.
A estas alturas, el cambio de horario se lleva a cabo en 86 países en el mundo, para regular el ahorro de energía eléctrica.
En México solo los estados de Sonora y Quintana Roo no participan la medida y en los 33 municipios de la franja fronteriza del norte del país, el cambio de horario es dos semanas antes que en el resto del país.
La aplicación del horario de verano en el país permite un ahorro en el consumo de energía eléctrica de unos mil gigawatts hora, GWh, cantidad suficiente para abastecer el consumo eléctrico de más de medio millón de casas habitación durante todo un año o, a lo que consumen 8.56 millones de lámparas fluorescentes con balastra encendidas las 24 horas del día durante todo un año, según datos del Fideicomiso para el Ahorro de Energía Eléctrica.
Esto es, un ahorro estimado de más de mil 500 millones de pesos, que también se podría traducir en 1.33 millones de barriles de petróleo sin consumir y evitó la emisión de más de 450 mil toneladas de bióxido de carbono, el principal contaminante del efecto invernadero.
Sea como sea, por lo pronto, este lunes hay que levantarse más temprano para atinarle al reloj, sobre todo al reloj biológico, ya que, tardará unos días en registrar el movimiento horario que permitirá aprovechar más la luz del sol.