Gaceta

Raúl Terrazas

16/12/15

Navidad y política

Quizá de hace unos dos o tres sexenios, la época navideña y el fin de año no eran tan socorridos en la política como ahora.
Desde luego, la culpa no es de nadie, porque se debe a la transformación de los escenarios partidistas basados en una mayor competencia electoral.
Cierto es que antes se trabajaba con más tiempo para amarrar candidaturas, mismas que se definían ya por sí representar a los grupos sociales, ya por compadrazgos o bien porque un grupo de notables hablaba a favor de un prospecto y ese era.
De hace dos o tres sexenio para acá, la competencia entre los aspirantes se da en un menor tiempo, pero, con mayor intensidad, porque todos se mueven, todos están vigentes en el ánimo de la población y todos creen tener merecimientos para llegar a un cargo de elección popular.
En una mesa de café en la que se tocaba el tema de las aspirantías que hay por el PRI y el PAN, se consideró que antes eran muy pocos los que la buscaban y por lo regular uno de ellos era el iluminado, el que había recibido luz verde para que la gente lo viera bien.
Cuánto hemos escuchado sobre la forma en que se resolvieron candidaturas como la de don Enrique Cárdenas González, la del doctor Emilio Martínez Manautou o la del ingeniero Américo Villarreal Guerra, en las cuales la decisión presidencial fue determinante y ellos debieron de hacer el resto para que los grupos políticos se alinearan de tal manera que las entidades estuvieran en paz y que las elecciones no se convirtieran en un problema sociopolítico que afectara al Presidente de la República.
Ya dijimos aquí mismo que el actual Senador Manuel Cavazos Lerma tuvo que ir a las comunidades de Tamaulipas para echar por tierra un proyecto político que no era del Presidente Carlos Salinas de Gortari, sino de su hermano Raúl Salinas, quien pretendía que uno de sus amigos, Andrés Araujo de la Torre, fuese el sucesor de Villarreal Guerra, por tanto debió de trabajar con meses, no con años de anticipación su postulación, la que obtuvo porque supo llegar a la población con propuestas basadas en la estrategia presidencial de aquella época.
Esa competencia hacia el interior creció cuando se dio la alternancia en el Gobierno de la República, porque la definición de las candidaturas para Gobernadores fue local, así que, más quisieron obtener la nominación y esto se polarizó, pero, de manera extraña sin que se perdiera la unidad de los priístas.
Más o menos es así como estamos en este momento, aunque ahora, como antes, se cree que podría pesar la intervención presidencial, eso sí, con algunas ventajas para el localismo, que el Presidente de la República, Enrique Pela Nieto, viene de una gubernatura y sabe lo importante que es dejar las manos libres a los mandatarios, por ser quienes conocen la realidad política de sus regiones.
Es competencia que vemos desde hace tiempo al interior de los partidos políticos, hace que la sociedad deba de participar más en eventos que tienen como objetivo promocionar a personas que están en posibilidades de ser candidatos porque sus perfiles son los que tienen dibujados los partidos.
Allá en la época de don Enrique Cárdenas González, era más importante que las navidades y años nuevos, lograse reuniones con funcionarios del Gobierno de la República y del comité nacional de su partido, ahora, los aspirantes no tienen la menor intención de buscar padrinos en la Federación, más bien, quieren estar en las colonias, en las organizaciones empresariales, con profesionistas, deportistas, jóvenes y mujeres durante estos días de sensibilidad ciudadana para que los tengan presentes y opinen bien de ellos si les toca ser parte de las encuestas con las que se miden preferencias.
Lo que sucede en la actualidad es bueno, incluso, mejor de cómo se buscaban las candidaturas en el pasado, porque la gente tiene la oportunidad de ver de cerca de los prospectos y aunque lo que se tomará de ellos es algo simple, una muestra de las preferencias, la verdad es genera movilidad en los partidos.
Y, los debe hacer mejores, porque la Legislación Electoral metió una cuña que cala a fondo en los partidos, las candidaturas independientes, que vistas a partir del sistema democrático que había hasta antes de la elección del pasado mes de junio, son la negación de los partidos mismos.
Los que no saben como harán para impactar en la población de manera que puedan lograr vuelo para las votaciones del año entrante, son los panistas debido a que no hay una competencia entre ellos para la nominación, más bien hay confrontación y para colmo de males, se sube al templete uno del Partido Movimiento Ciudadano, el Diputado Federal plurinominal, Gustavo Cárdenas Gutiérrez, para que los panistas que todavía se acuerdan de él vean como prospecto al alcalde nuevoladerense, Carlos Cantú Villarreal y se den cuenta que el enemigo a vencer es el Senador de Reynosa, Francisco García Cabeza de Vaca.
En este caso sí podríamos hablar de intervencionismo del comité nacional que tiene a su cargo Ricardo Anaya Cortés, porque debe actuar en consecuencia y hacer valer la autoridad que tiene como líder, ya que solo así los grupos de panismo que hay en la entidad se pueden alinear para dejar sentir una especie de unidad que sirva para mejorar la votación.
En el comité nacional panista saben que si el candidato no es García Cabeza de Vaca, son capaces de irse por un partido de las izquierdas para competirle a Cantú Villarreal y, si es el Senador, los que van con el alcalde panista podrían hasta votar por el PRI.
Respecto al PRD, ni que decir, hay cero competencia, es más, no tienen candidato, por eso andan con la idea de que el PAN lance a Cantú Villarreal y pegarse con él para que les de quebrada, al fin y al cabo está bien identificado con las izquierdas perredistas.
Peor aún, la gente de este partido no tendrá la posibilidad de convencer a algún priísta molesto, porque no los habrá, porque existe un pacto entre los seis o siete que quieren en el sentido de que, en cuanto aparezca la definición todos se unirán a trabajar por la decisión tricolor.
La Navidades y la política saben mejor del lado del PRI, que del lado de sus adversarios.