Desafío

• No Fue tan Fácil
• AMLO sí; Morena…

De acuerdo a los constantes sondeos de opinión, el presidente López Obrador mantuvo, hasta la primera quincena de mayo recién finiquitado, una altísima aprobación entre el 63 y el 64 por ciento entre la población. Es mucho más alta a la que sostuvo el victorioso fox “del cambio” en su primer semestre de administración luego de la expectación generada por la caída del “muro priista” en 2000. Pocos pensaban, un año antes, que el PRI pudiera perder los comicios federales al amparo de la “costumbre del poder”. Y sucedió.
Va este recuerdo, aunque nada cambió y fue más triste nuestro destino, para quienes se lamentan de que en México no pasa nada. Pues miren: tenemos a un presidente que aboga por la 4T si bien no conoce mucho sobre las eras y la historia añeja: habló de que México tenía de existencia 10 mil años y tenía universidades mientras en Nueva York pastaban los búfalos. Esto no es sólo un desliz sino, por supuesto, un derivado erróneo de alguna de sus conversaciones con su esposa, Beatriz Gutiérrez Müller quien, por cierto, no tiene parentesco alguno con el general nazi que se le atribuye como su antepasado; su apellido materno es tan común en Alemania como el López en México.
En fin, la expectación estaba servida ayer, durante los comicios en seis entidades de la República, sobre si el fenómeno AMLO se mantendría o no. Y es evidente que su partido, MORENA, no alcanzó los objetivos trazados. Los votos fueron muy diferenciados y no se acoplaron al fenómeno López Obrador que arrasó apenas hace once meses, mismos que han determinado de facto el uso del poder por parte de los morenistas quienes, con Ricardo Monreal Ávila a la cabeza, no tuvieron límite en la propaganda chantaje arguyendo, sobre todo en Aguascalientes en donde mordieron el polvo, que sólo si se votaba por el partido en el poder se tendría acceso a un mayor financiamiento del gobierno federal; sólo que en la tierra hidrocálida el gobernador, Martín Orozco, es panista y nadie explicó cómo sería la administración de los recursos prometidos a través de un supuesto adversario. ¿O acaso el mandatario estatal quería derribar, debajo del agua, a la alcaldesa triunfadora, Tere Jiménez, de su propio partido, por ver en ella a una futura candidata al gobierno de la entidad no integrante de su grupo directo? ¿Otra vez la política sectaria que confluye hacia la partidocracia ciega?

«Nos queda claro que el fenómeno AMLO no necesariamente implica los éxitos de su partido, MORENA»

Hace poco más de un año, en una reunión del llamado “grupo de los viernes”, atinadamente dirigido por Silvestre Barajas, Ricardo Monreal me dijo, en corto, que la partidocracia era el enemigo a vencer durante la pretendida Cuarta Transformación que el entonces candidato Andrés Manuel propugnaba con cuanto le quedaba de voz. No fue así, desde luego, a la vista de su grotesco proselitismo; lo dicho por él, ¿significa que no habrá recursos para los municipios, cientos de ellos, que no eligieron a candidatos morenistas en Aguascalientes, Tamaulipas, Durango, Quintana Roo y las estrellas de la película, Puebla y Baja California?
Si tal no es volver al pasado no sabría cómo definirlo.
La Anécdota
Nos queda claro que el fenómeno AMLO no necesariamente implica los éxitos de su partido, MORENA. Sin él como candidato, es cierto, crecen los aspirantes a su sombra pero tal no es suficiente para arrollar como el año pasado durante los comicios federales.
En abril de 2001, en el quinto mes de su gestión, vicente fox llegó a decirme:
–Gané yo, no el PAN. Los del partido, en plan de puros pen…, no querían que ofreciera nada. ¿Cómo iba a ganar así?
Comienza a suceder algo similar entre MORENA y la presidencia a la que tantos defienden tanto sin querer siquiera discutir el mínimo error. Y si Andrés Manuel dice que México se fundó hace diez mil años debe tenerse esto como una verdad incontrovertible. Faltaba más.