Desafío

*Nuevas Inversiones
*El Tren para Toluca

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Parecía una fotografía de la era porfiriana. “Poncho” Romo al lado de los “embajadores” de Iberdrola, multinacional de la energía española, además de constructora para ampliar sus coberturas. Una muestra más de que para quienes “sesean” no hay límites ni condiciones en aquellos países que siguen manteniendo la ominosa mentalidad colonial en lugar de exigir un poco de pudor –y las disculpas solicitadas por el genocidio de los pueblos de Mesoamérica-, basada en la grandeza de cuanto vine después del oprobio… salvo los pantanos de la corrupción, claro.
México ha sido lastimado enormemente por las hipocresías de los capitales de fuera quienes saludan con la mano y apuñalan con la otra. Fíjense lo que sucedió con las empresas mineras de Canadá quienes, muy de puntitas, acabaron explotando nuestros recursos naturales, esclavizando a los obreros y saqueando sin pudor las entrañas de país. Nunca se justificaron, jamás se actuó contra ellas… aunque todavía es tiempo para pedirles cuentas; de eso se trata a Cuarta Transformación como la entiendo si bien no todos, como el mencionado Romo –hijo putativo de los fox-, lo entienden igual.
El cierre del primer semestre de la administración de López Obrador no está resultando lo feliz que se pretendía si bien es seguro que la sombra del presidente se extenderá sobre dos entidades más, Baja California y Puebla, de acuerdo a las encuestas para el ya muy próximo 2 de junio. No todo será para MORENA, eso sí. Por Aguascalientes escuché a un vendedor callejero de libros –tenía varios títulos míos, de los viejitos-, sentenciar:
–Aquí en Aguas va a comenzar el declive de Morena.
Lo expresó así ante la ausencia de liderazgos morenistas en la entidad y la fuerte personalidad de Tere Jiménez, panista, quien va muy por arriba en las encuestas y sólo tiene como adversario a la abstención acaso por la apatía de quienes saben que todo está resuelto por el apoyo mayoritario a la alcaldesa. Sí, es posible, que a esta dinámica mujer le deba el PAN su supervivencia… por ahora y a pesar de sus graves e imperdonables pecados de corrupción.
Pese a ello negar que la figura presidencial atesora a un gran número de mexicanos, no la mayoría si consideramos que los famosos 30 millones de votos apenas representan a la tercera parte del Padrón –es bueno recordarlo para no perder el piso-, y es la púnica voz que reconocen sus partidarios, sería tanto como pretender tapar el sol con un dedo. Pese a ello, ya va siendo hora de resolver el misterio de estructurar un gobierno en pro de los pobres a costa de hacer más ricos a los grandes multimillonarios del país; y todavía quieren más alentados por el famoso “Poncho” quien ya debería estar cesado por el repudio que se le tiene. ¿O no manda el pueblo?
Por desgracia, en el México de hoy gobierno la manipulación por parte de cada uno de los bandos. Me revienta, ya lo dije, que los jóvenes, rebeldes por naturaleza, sean los primeros en integrar plataformas de aduladores en las cuales, sin argumentaciones serias, defiendan a “su” presidente de los “perniciosos” críticos a quienes se les niega ser “influencers” por la sencilla razón de no ser incondicionales del poder. Me resulta imposible entenderlo.
La Anécdota
Si el cambio hubiese llegado –ya casi se cumple un semestre de la nueva administración, lo que no es poco-, algo estaría sucediendo con el tren de la Ciudad de México a Toluca por la cual se talaron millones de árboles incluso en el histórico Cerro de las Cruces, sitio desde donde Hidalgo y Allende contemplaron a la vieja capital que pudieron tomar de no haber reñido los próceres; y la contienda se alargó por once sangrientos años.
Si se niega la continuidad en las obras de gobierno se estará avalando, por ejemplo, la ruindad de aquellos gobernantes que dejaron pudrirse a los hospitales por la absurda razón de que otros habían iniciado las obras dejándolas desnudas. Una cosa son los adversarios políticos y otra, muy distinta, el bien de la nación al que deben entregarse los mandatarios verdaderamente patriotas.
Quiero creer que Andrés Manuel, de verdad, quiere ganar la historia; para ello es menester olvidarse de los traumas y concluir las obras ya iniciadas y costeadas, persiguiendo y encarcelando a quienes las usaron como parte de la enorme gama de la corrupción.