Desafío

Rafael Loret de Mola

07/03/18

*Hipocresías Finales
*Esclavos Disfrazados

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Es tiempo de hipocresías como intervalo a los campañas proselitistas que, de hecho, no se han interrumpido aunque los discursos suenen huecos en defensa de los personajes listos a postularse y que siguen requiriendo el absurdo consejo de extranjeros non gratos, sobre todo el impresentable catalán Antonio Solá Recher que ahora aterrizó en Mérida, la de Yucatán, para seguirle como si fuese el barbado dios que esperaron los mayas y nombraron Kukulkán.
El “Solakan” de nuestros días, entre el fuego de sus tres patrias –obtuvo como premio la nacionalidad mexicana, por la gracia de calderón, para que nadie osara pedir su expulsión por ser foráneo pernicioso-, no mide el inmenso daño que le ha causado a la democracia mexicana convirtiéndola en palenque de mala muerte. Los yucatecos, estoy convencido, le echarán a patadas al lado de su protegido y patrocinador, Mauricio Sahuí, que está desesperado por reunir los sufragios… de sus familiares. Nunca hubo un candidato peor en estas tierras laceradas por el centralismo y, muchas veces, por los cacicazgos aldeanos que todavía perduran.
Allá en el Mayab, donde la “casta divina” mantuvo incluso el “derecho de pernada” –esto es la propiedad sobre la virginidad de las mujeres al servicio del patrón que las violaba sin chistar-, saben muy bien de estas cosas, de la esclavitud física y, peor, de la moral que surge de unos cuantos empresarios de la comunicación que someten a sus caprichos a la clase política temerosa de ser exhibida por sus tantos pecados originales y familiares. La basura protege a los desperdicios.
En esta perspectiva, los rehenes, en condiciones infrahumanas y con enorme riesgo –recuérdese el drama de Pasta de Conchos, precisamente el 19 de febrero de 2006, en el día del ejército para más señas bajo el gobierno impuro de la derecha farisea-, sirven a las multinacionales, canadienses hemos dicho pero también estadounidenses e inglesas protegidas por su prestanombres, Germán Larrea del Grupo México –es infamante, además, que se llame así, como nuestra patria herida-, sin la menor intervención de un gobierno absolutamente negligente o cómplice.
Cuando menos debió esperarse, y se espera, una investigación seria sobre el posible destino esclavizador de los jóvenes normalistas cuyo caso horrorizó al mundo. Si vine, deben buscarlos en las entrañas del subsuelo con el peso de miles de amenazas y de custodios, nacionales y extranjeros, que hacen las veces de capataces modernos sin el mínimo pudor.
Pero la PGR, por ahora en crisis con la réplica partidista contra el encargado de despacho –no hay procurador desde el 17 de octubre cuando Raúl Cervantes Andrade presentó su renuncia en busca de ser fiscal general-, Alberto Elías Beltrán, no parce interesado en meterse en otra camisa de once varas aunque se lacere a cuentos, miles de compatriotas y centroamericanos, azuzados por las fuerzas de las grandes potencias universales.
Esta es la triste imagen del México de hoy.
La Anécdota
Y a todas estas, viene la peor de las hipocresías: enrique peña nieto, autor de las reformas perniciosas que apenas rozaron las leyes electorales, se queja, obviamente a destiempo, de la “rigidez” del marco comicial vigente… por él tolerado hasta convertirse en uno de sus mayores beneficiarios; jamás fue señalado por los despilfarros extraordinarios de 2012 ni multado siquiera pese a existir un sinnúmero de pruebas concluyentes.
Es como si fuera un lavado de manos y de pies en medio de la incongruencia oficial y la incertidumbre de una ciudadanía que prevé el desarrollo soterrado de un posible fraude en las elecciones de julio venidero. Denunciarlo no es, de modo alguno, inhibir a los votantes sino advertirles que la tarea ciudadana no terminará en las urnas sino que se hará fuerte con medidas tendientes a anular los maleficios, la alquimia y la falla de los algoritmos, como señaló hace días Alfredo Jalife quien se ha puesto de moda porque dice contar con fortuna suficiente para no temer por los asaltos de la elite del poder.
En México, siempre las dobles lecturas invitan a la reflexión.