Desafío

Rafael Loret de Mola

30/10/17

*Morelos, Corroído
*Las “Definiciones”

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Son, sí, unos farsantes que esconden los rostros y agitan las manos en pro de sus propias fortunas, obtenidas de mala ley y con la sospecha sobre vínculos inconfesables que siempre eluden a la hora de rendir finiquito salvo en contadas excepciones. Se tiene a ocho ex gobernadores detrás de las rejas y percibimos que no existe justicia pese a ello porque quienes se salvan son mucho más –acaso los peores- y sólo los diferencia el grado de complicidad con los perentorios huéspedes de Los Pinos. Nunca, eso sí, se habían alcanzadlo los niveles de amoralidad en la Presidencia como en la administración federal en curso y en los gobernadores imitadores.
Con peña han tenido lugar los abusos más descarados, como el caso de Jabnel Carmona Bueno, una joven madre de 32 años, quien fue abusada sexualmente desde que tenía diez años y fue llevada por su padrastro a Alemania en donde la violó por vez primera. El sujeto, un rico empresario y propietario de un rancho donde cría caballos además de haber erigido un cortijo donde celebra corridas de toros, Leonardo Rodríguez, convirtió a la chica en objeto de sus bajezas, la peor de ellas hacerla madre, teniendo dos hijas con ella cuando apenas tenía catorce y dieciséis años, bajo el fútil argumento de que sólo la usaría como incubadora porque su esposa, la madre de la víctima, ya no tenía posibilidad de procrear.
El monstruoso, desgarrador argumento, permitió a Leonardo registrar a las niñas como hijas suyas y de su mujer, esto es como medias hermanas de Jabnel, en un caso antológico de barbarie sexual. Y así, atemorizada por no querer sola a su progenitora, la niña toleró abusos incalificables, un día sí y otro también, durante casi dos décadas. Sumisa, callada, recibía regalitos supuestamente compensatorios como un “mapache” en condición de mascota y compañía. Hasta que tuvo el valor de salir, o pretenderlo, salir de su infierno.
Dos veces lo intentó. En 2013, cuando acabó en un psiquiátrico costeado por Leonardo; y en este 2017, cansada ya de bajezas y ante el horror de que el sujeto, siempre armado y con una cáfila de maleantes alrededor, decidió llevar a vivir en sendas cabañas de su rancho a Jabnel, su madre y a otra chica, para saciar sus deplorables apetencias. Y fue la otra chica, con quien también tuvo hijos, la que intentó huir encontrándose en un laberinto interminable de pistolas y tiros. Entonces, Jabnel sacó su valor y se interpuso, subió a sus hijas y a su madre a la camioneta donde huía su compañera de desgracias y abandonó el rancho de marras.
Me llamó y le impulsé a denunciar los hechos, desde hace casi tres meses. Intenté que el fiscal, un pobre diablo llamado Javier Pérez Durón, y su auxiliar, Eduardo Mancera, se interesaran en el caso y prometieran celeridad. Nada hicieron, claro, porque el fulano este, Leonardo Rodríguez, acudió a instancias superiores con las talegas de la corrupción y se pastorea delante de la casa en donde se apiñaron sus víctimas, con insolencia inaudita y sin que actúen las “autoridades”.
Tal es el dibujo, una negra pincelada, de la entidad que gobierna Graco Ramírez. ¿Ahora entienden por qué son capaces de robarse hasta la ayuda a los damnificados de los terremotos de septiembre pasado? No ha sido, ni mucho menos, lo peor de estos infames. Continuaremos con el caso.
La Anécdota
Octubre termina y los ansiosos observan cómo les sigue ganando la carrera Andrés con su MORENA, a quien nadie le discute la candidatura presidencial y el derecho a registrar su nombre en las boletas; y crece, claro, a medida que se pulverizan los partidos y los que aspiran a competir como independiente limosnean firmas, lo que sólo asegurarán quienes tengan a un patrocinador de altos vuelos.
Dicen que el PRI desecha a sus militantes con tal de apoyar a José Antonio Meade Kuribreña, enfermo de vitíligo –decoloración de la piel- quien pudo superar su mal en cuanto supo que podría ser aspirante presidencial. Y allí está el desencuentro que puede llevar a una ruda confrontación, nunca vista, entre el presidencialismo y el Jurásico mexicano. Y por el estilo van el PAN y el PRD con su “frente” anodino que no define si se inclinará para la izquierda o la derecha. Un caos.
Si el 93 por ciento de los mexicanos repele a peña, un poco más debe sentir náuseas ante el fraude en potencia y la volatilidad de los partidos que ya no representan a nadie… salvo a quienes se nutren de las prerrogativas que, supuestamente, donaron a los damnificados. Puros farsantes.
¡No queremos campañas políticas!