Desafío

Rafael Loret de Mola

15/09/17

*Fiebre y Sustos
*PRI Arrinconado

– – – – – – – – – – – – – – –

En la noche en la que la mayor parte de los mexicanos –no digo todos porque hay apátridas desdeñosos de nuestras fiestas e incluso lacayos aún de cuanto huela a hispánico-, se sienten patriotas con una media botella de tequila adentro y un monumental grito de cara al Palacio Nacional –las protestas callan cuando los vítores comienzan y la enseña tricolor ondea-, nadie recordará los estragos de la semana anterior, de estos días cercanos, en los cuales los sustos tuvieron en vilo a la mitad de la población con mucha más fuerza que en aquella jornada de Dolores en 1810.
Con las torrenciales aguas llegaron los socavones, como nunca antes, exhibiendo la podredumbre de las complicidades entre la clase política y las constructoras cómplices a las que nadie ha reclamado con procesos judiciales en ristre. Cuando el sismo de 1985 y el derrumbe de algunos edificios, entre ellos el Nuevo León, se giraron órdenes de aprehensión contra los constructores Abelardo Meneses Vara y Max Tenembaum, pero jamás se realizaron obras para apuntalar el sitio y todavía hay quienes permanecen fuera de sus departamentos. Por cierto, una investigación seria determinó que no se habían cumplido el noventa por ciento de las especificaciones básicas; lo hizo el ingeniero Raúl Pérez Pereyra, cuya familia también fue víctima. Inapelable.
Y así hemos seguido. El jueves pasado –otra vez jueves-, once minutos antes de la medianoche, el fuerte temblor, en realidad un terremoto, de 8.4 grados en la escala Ritcher, no causó daños mayores ni la devastación que se vivió en 1985 con un sismo de menos graduación. ¿Fue un milagro? Los técnicos no creen en ellos y asumen dos razones: que el epicentro, setecientos kilómetros alejado de la capital por las costas de Chiapas, no fue tan cerca como el de hace treinta y dos años, situado en Oaxaca a cuatrocientos kilómetros. También se alega que aquel fue trepidatorio y oscilatorio y no sólo oscilatorio como el de hace unos días. El caso es que el susto fue mayor a las consecuencias mientras, por Veracruz, comenzaba a pegar con fuerza Katia en medio de la tragedia de su mal gobierno.
En el calendario cuatro días marcaron la diferencia con diferencia de treinta y dos años; en la conciencia colectiva, en cambio, se ahondaron los rencores por cuanto la negligencia oficial en las zonas de desastre –desde Chiapas y Oaxaca hasta Veracruz-, y los politiqueros aprovecharon para sacar el rostro prohibiendo las clases en once entidades del país. ¡Qué bien le vino a Aurelio Nuño el sacudimiento telúrico! Y a peña también, mucho más que su deplorable y oscuro V Informe, cuando salió ante las cámaras para aparentar preocupación ante el drama que no se dio salvo en Chiapas, Oaxaca y Tabasco en donde la cuenta de muertos llegó a dieciséis sumadas las tres entidades.
Hoy, la festividad patria, aligerará los rencores pero no acallará la justa rebeldía ciudadana… aunque las transmisiones de televisión se realicen con micrófonos apagados y mostrando sólo a los acarreados oficiales. Bien sabemos, todos, del terremoto interior que llevamos incrustado al no haber sido capaces, todavía, de superar los temblores de los descastados y rufianes que nos gobiernan.
La Anécdota
La partidocracia, sin duda, se anotó su segunda gran victoria contra el presidencialismo. La primera fue, no lo olvidemos, cuando paralizó al panista fox al grado de que éste, desesperado, giró órdenes para la conquista de la mayoría de curules y escaños a mitad de su gestión, en 2003, cuando su régimen ya se había perdido entre las faldas de la señora Marta y los Prozac que ingería el mandatario como las aspirinas de López Mateos.
El segundo éxito, glamuroso, consistió en tirar por la borda la burda imposición de un Fiscal General hermanado con el señor peña, el actual procurador general Raúl Cervantes Andrade, bajo la presión del propio Legislativo y el frente creado por el PAN, PRD y MC –absteniéndose los 46 diputados de MORENA-, además de los señalamientos de la ONU y la CNDH para que se abrieran los candados y pudiera el dirigente del PAN, acosado por su enriquecimiento, cantar victoria sobre los inútiles exabruptos del pederasta Emilio Gamboa Patrón, el nepotista que quiere hacer gobernador de Yucatán a su vástago inútil.
México se gobierna por inercia; hay que romperla.