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Tras permanecer varados más de 12 horas en el bordo del río Grande en territorio estadounidense debido a que los elementos de la Guardia Nacional norteamericana les impedía cruzar, un tumulto de más de 50 migrantes, decidieron enfrentarse contra las autoridades, logrando derribarlos y así poder continuar con su camino.
En imágenes captadas se pudo observar la mañana de este día al gran número de extranjeros en el bordo del río del lado de la ciudad de Brownsville, en donde había hombres, mujeres, niños y hasta bebés en brazos.
Las personas en su mayoría sudamericanos, así como haitianos, pasaron desde las 8:00 de la noche de ayer por el caudal por esta frontera de Matamoros, Tamaulipas, revelaron ellos mismos, sin embargo, las autoridades norteamericanas les negaban que continuaran con su camino.
“No nos quieren dejar pasar, tenemos niños, queremos agua”, gritaban los migrantes desde el lado estadounidense.
En su desesperación, los extranjeros se agruparon, poniendo como “escudo humano” a los menores en brazos, para luego enfrentarse contra las autoridades.
Entre gritos, insultos y empujones, y algunos de ellos apuntándoles con sus armas, los de la Guardia Nacional le exigían a los migrantes que retrocedieran porque no los iban a dejar pasar, pues estaban pasando de manera ilegal.
Sin embargo, el tumulto de personas hizo caso omiso, confrontando a los uniformados con golpes, empujones, así como con ramas de los árboles que les lanzaron, derribando a más de dos elementos y de esa manera lograron cruzar, ante el llanto de las mujeres y niños, así como el grito de una menor que decía que su mamá está cumpliendo años.
Algunos de los extranjeros también cayeron al suelo tras ser empujados por los elementos de seguridad.
En una de las imágenes se puede observar la intervención de un integrante de la Guardia Nacional, empujando a sus propios compañeros para controlar el conflicto, pues ya habían sido superados en cantidad por los extranjeros.
Tras finalizar el “enfrentamiento”, los migrantes se alinearon y caminaron con rumbo hacia la ciudad de Brownsville, ante la mirada y el enojo de las autoridades estadounidenses.
Agencias
