Los Juegos del Poder

La enseñanza

Desde hace un par de semanas, cuando inició la aparición de casos de Covid-19 en México, se desató la polémica en redes sociales; algunos usuarios exigían que las autoridades revelaran la identidad de los afectados.
La Secretaria de Salud federal sólo da cuenta de los casos confirmados en cada entidad. En los estados las Secretarías de Salud dan la estadística por municipio pero no revelan identidades ni mayores detalles de los pacientes.
Es cuestión de ética pero también de protección a quienes padecen la enfermedad.
En algunas comunidades, el dato se ha filtrado, y los pacientes y sus familias han sido víctimas de acoso por parte de sus propios vecinos.
La pandemia sorprendió al mundo entero. Los pacientes no son responsables de su contagio y las familias tampoco. No se les puede exponer al linchamiento público en un entorno de psicosis.
En esta emergencia mundial, cada quien debe asumir su responsabilidad. Los que están afectados cumplir con el aislamiento social que obliga el protocolo de salud para no aumentar la propagación.
Los que estamos libres del virus atender las recomendaciones de quedarnos en casa y salir sólo a lo extremadamente necesario, no hay otra alternativa.
La obligación del gobierno es disponer de todo lo necesario para estar listo ante una eventual crisis, que según los expertos podría detonarse en el curso de este mes de abril.
El mundo entero está inmerso en una pesadilla. Los humanos estamos desconcertados e incrédulos. El gobernador de Nueva York afirmó “estamos ante una bestia invisible”. Tiene razón.
Como lo dijo el Papa Francisco la semana anterior: “Estamos asustados y nos sentimos perdidos. Nos sorprendió una tormenta inesperada y furiosa y nos dimos cuenta que todos estamos en la misma barca, todos frágiles y desorientados”.
En la oración “Urbi et Orbi”, ante una plaza de San Pedro vacía y bajo una pertinaz lluvia, el Papa citó textual: “Nos damos cuenta que no podemos seguir cada quien por su lado sino todos juntos”.
La emergencia saca lo mejor y lo peor del ser humano. Los primeros entienden la gravedad de la pandemia, los otros no entienden que todos, todos, estamos juntos en el mismo barco.
Después de esta emergencia, el mundo no podrá ser el mismo. El Covid-19 deberá dejar una enseñanza para siempre a quienes nos ha tocado vivirla.
Y justo un paciente de coronavirus, -quien fuera el segundo caso confirmado en Matamoros-, llamó desde el Hospital San José en Monterrey a que nadie salga a la calle.
Mario Cavazos, funcionario de la Junta de Aguas y Drenaje, escribió en su cuenta de FB: “Quiéranse un poco, cuídense, porque cuando estamos en peligro es cuando vemos la dimensión del problema real que estamos viviendo”.