Locuras Cuerdas

El Puente Morandi. Una tragedia imprevista

Eran las 11:30 A.M. de una mañana lluviosa del 14 de agosto de 2018 en Génova, la ciudad portuaria más grande de Italia. Una ciudad conocida por sus fuertes tormentas eléctricas, de esas que hoy hacen tanta falta en nuestra región.
En Europa hay una autopista denominada la E80, conocida también como la Transeuropea que mide 5,800 kilómetros, es una carretera que forma parte de la Red de Carreteras Europeas. Empieza en Lisboa, Portugal, pasa por el lugar de mis sueños, el Bósforo en Estambul y termina en Gürbulak, Turquía, en la frontera con Irán. Toda una obra de la ingeniería moderna.
En Génova, Italia parte de esta famosa autopista estaba conformada por el puente Morandi, uno de los más grandes del viejo continente cuya longitud era de 1,182 metros y que llevaba su nombre en honor a su diseñador, el ingeniero civil italiano Riccardo Morandi.
Un puente adelantado a su tiempo ya que se usaron materiales y métodos que no se utilizaban en su tiempo por lo que era de última generación; se trataba de un puente atirantado los cuales fueron construidos por primera vez en el siglo 16. El llamativo diseño presentaba un tablero sostenido por cables recubiertos de concreto que colgaban de pilares de poco más de 90 metros de altura.
Era considerada una obra maestra que llamaba la atención pues era una estructura muy imponente y resistente, y aquí entra lo paradójico, un puente diseñado para trasladar vehículos los cuales ese día de abundante lluvia, cada uno de los usuarios lo precipitaba más al colapso. Iban desplazándose a 45 metros por encima de Génova con la seguridad que da el suponer que era una estructura totalmente confiable, no era así.
Inesperadamente escucharon un ruido que puntualmente podemos describir como estruendoso y en lo que era parte de un cotidiano desplazamiento que hasta ese momento habían hecho todos los días de su vida, un abismo se abrió frente a las personas que iban en sus coches. Se derrumbó un enorme tramo de 210 metros lo que ocasionó que más de 30 vehículos cayeran literalmente al vacío.
El instinto de supervivencia los llevó a intentar frenar pero fue infructuoso, la estructura de la que confiadamente dependían para llegar a su destino simple, inevitable y trágicamente se colapsó. Los ingenieros civiles lo entienden muy bien pero en este momento de la narración es oportuno definir la connotación de la palabra “colapso”: Deformación o destrucción brusca de un cuerpo por la acción de una fuerza.
En fracción de segundos el majestuoso puente Morandi se convirtió en escombros. Toda proporción guardada me recordó al Titanic. Un evento digno de análisis para entender que ciertas cosas que la naturaleza humana presume como insuperables, al final por diversas razones del azar o del tiempo, dos conceptos que cambian muchas cosas, terminan proyectando una fragilidad increíblemente sorprendente.
Fue el peor desastre de ingeniería civil de la historia de Italia. ¿Por qué una estructura tan imponente y confiable había colapsado? La respuesta más puntual tiene que ver con la corrosión que filosóficamente hablando si no se atiende puede darse incluso en las relaciones humanas. Se define como el deterioro de un material a consecuencia de un ataque electroquímico por su entorno.
Esto quiere decir que el ingeniero Riccardo Morandi no consideró en 1964, cincuenta y cuatro años antes del colapso, cómo el entorno ambiental genovés iba a afectar en forma gradual pero continua la imponente y asombrosa estructura del puente que llevaba su nombre. Esta ciudad se ubica entre el mar y las montañas. El agua salada de Génova fue debilitando la imponente estructura con paciencia y sin prisa hasta que simplemente colapsó.
Querido y dilecto lector traigo a ti la presente anécdota con dos propósitos, uno de ellos tiene que ver con aportar a la cultura general y saber un poco de las tragedias de la ingeniería civil, la otra es un poco más pretenciosa e involucra un tanto más cuanto los aspectos filosóficos de la vida de cómo aún lo que nos pueda parecer inquebrantable en cierto momento hay circunstancias de la vida que podemos no ver pero en su momento hacen su presencia de manera contundente e inexorable y lo que nos parecía de gran fortaleza simplemente fenece si no se cuida o se le da un óptimo mantenimiento, eso incluye las relaciones personales.
Dos años después del trágico derrumbe del puente Morandi se inauguró su reemplazo. El nuevo puente se llama San Giorgio, está hecho de acero y concreto y fue diseñado por el arquitecto genovés Renzo Piano. La nueva estructura cuenta con una alta tecnología pues tiene un sistema deshumidificador y cuatro robots de mantenimiento encargados de detectar cualquier tipo de erosión. ¿Ingeniería infalible?
El tiempo hablará.