El fenómeno climático de La Niña podría prolongarse durante buena parte del 2025, alterando las condiciones habituales de temperatura y lluvia en México, según recientes proyecciones del Instituto Internacional de Investigación para el Clima y la Sociedad. Aunque se prevé que la fase Neutra tome fuerza hacia mediados de año, La Niña podría mantenerse activa y afectar el clima del país.
En las próximas semanas, se esperan temperaturas contrastantes: frío intenso en el noreste y norte de México, mientras el centro y sur tendrán días cálidos. En febrero, se pronostica un brote de aire ártico que podría generar bajas temperaturas en regiones como Chihuahua, Coahuila y Tamaulipas. Además, se anticipa un aumento en las lluvias y tormentas en la vertiente del Golfo y zonas del Altiplano.
Primavera y verano bajo La Niña
De marzo a mayo, el calor será protagonista, pero con menor intensidad de lo habitual gracias a La Niña. Se prevén tormentas vespertinas acompañadas de granizo y tornados en el noreste y centro del país, mientras que las masas frías seguirán impactando el norte.
Durante el verano, las lluvias serán más frecuentes en la mayor parte del territorio, con una temporada de ciclones tropicales activa en el Atlántico, moderando las temperaturas en regiones como el sur y sureste.
Sequía 2025: Regiones en riesgo
El noroeste, incluyendo estados como Sonora y Baja California, podría enfrentar sequías y calor extremo debido a una posible menor actividad del monzón mexicano. Por otro lado, el centro y sureste podrían experimentar más días lluviosos y frescos, reduciendo el impacto de la canícula.
Conclusiones
Lo que resta del invierno, el frío aún puede ser relevante de Chihuahua a Tamaulipas y hasta Veracruz, siendo más eventual, pero no nulo a lo largo del Altiplano y sureste. Las tormentas pueden aumentar desde febrero hacia marzo entre el Valle México y en la Vertiente del Golfo entre Coahuila a Veracruz y península de Yucatán.
Si la fase Neutra domina, prácticamente todo lo que se describió de forma típica o normal es la que dominaría: es más probable que las condiciones meteorológicas estén dentro de lo habitual con menor potencial de eventos extremos.
En general, aunque el calor está presente, la primavera y verano podrían ser menos caluroso de lo habitual con mayor presencia de lluvias, en frecuencia y cantidad, mientras el Atlántico pueda ser más activo en sistemas ciclónicos.
Agencias
