Francia impone uso de pasaportes covid para impulsar vacunación

Quienes quieran tomar un café en Francia a partir del próximo mes de agosto tendrá que estar vacunados o inmunizados del covid-19. Así lo anunció el presidente francés, Emmanuel Macron, que comunicó además la obligatoriedad para el personal sanitario de estar vacunado antes del 15 de septiembre.

«Cuando la ciencia nos ofrece herramientas para protegernos, tenemos que utilizarlas con confianza en la razón y en el progreso», dijo Macron en un discurso motivado por la inquietante expansión de la variante Delta, tres veces más contagiosa que la normal y que supone ya más de la mitad de los casos en Francia.
El gobierno había allanado el camino en los últimos días a lo que parecía ya ineludible, la necesidad de que todos los trabajadores de hospitales, clínicas, residencias de ancianos o personas discapacitadas que trabajen en contacto con personas frágiles estén vacunados antes del 15 de septiembre. A partir de esa fecha habrá controles y sanciones para quienes no hayan cumplido con este requerimiento.

Según las últimas cifras disponibles, solo el 45 por ciento del personal de residencias de ancianos y enfermos de larga duración tenían la pauta de vacunación completa, cifra que sube para el personal hospitalario (64 por ciento), mientras que asciende al 81 por ciento entre los sanitarios que trabajan de forma privada.

«En función de la evolución de la situación deberemos sin duda plantear la cuestión de la vacunación obligatoria para todos, pero apuesto por la confianza y llamo solemnemente a todos los ciudadanos a que se vacunen cuanto antes», dijo Macron abriendo la puerta a una exigencia aún mayor.

Pasaportes covid hasta en los cafés y cines

Si bien la exigencia de estar inmunizado no es aún una realidad, las medidas anunciadas por Macron dejan poco margen a quienes se nieguen aún a vacunarse, especialmente con el establecimiento entre el 21 de julio y principios de agosto de la exigencia del certificado sanitario en múltiples lugares públicos.

A partir del 21 de julio, el certificado que se exige hoy para acceder a discotecas pero también estadios y otras aglomeraciones de más de 1 mil personas, se pedirá también en teatros, cines y otros puntos culturales en los que pueda haber más de 50 personas.

En agosto, esta solicitud se ampliará a cafeterías, bares, restaurantes, centros comerciales, autobuses y trenes de largo recorrido, aviones y centros médicos.

«Vamos a ampliar al máximo el certificado sanitario para incitarlos a la mayoría a que se vacunen», dijo Macron que compartió su intención de «llevar las restricciones sobre los vacunados en lugar de sobre todos».
A partir del otoño, las pruebas de diagnóstico que hasta ahora eran plenamente reembolsadas por la Seguridad Social serán de pago salvo si han sido prescritas por un médico.

El presidente precisó que se van a reforzar los controles con los países de alto riesgo por la degradación de la situación sanitaria, con un aislamiento obligatorio para los viajeros que no estén vacunados.

Temores a la cuarta ola del covid-19

El proyecto de ley para aprobar este paquete de medidas será examinado en la Asamblea Nacional el 21 de julio en una sesión extraordinaria.

«Si no actuamos desde hoy, el número de casos va a continuar aumentado fuertemente y supondrá inevitablemente el aumento de las hospitalizaciones desde el mes de agosto», defendió Macron, que adelantó que habrá campañas de inoculación también en los centros escolares para los mayores de 12 años para el próximo curso escolar.

Los datos epidémicos del mes de junio mostraron una clara mejora de la situación en Francia, donde la cifra de contagios bajó hasta una media de unos 2 mil casos diarios y menos de 8 mil pacientes hospitalizados en todo el país.

Sin embargo, la variante Delta ha mostrado una clara progresión en las últimas semanas y ha pasado de representar menos del 5 por ciento de los casos a principios de junio, al 40 por ciento la semana pasada.

Las últimas cifras disponibles de vacunación, publicadas este domingo, señalan que 35.8 millones de personas (un 53.4 por ciento de la población) han recibido al menos una dosis y 27.4 millones la pauta completa (el 40.6 por ciento).

Para el gobierno francés, la vacunación es la única forma de frenar una cuarta ola y un nuevo parón del país que comprometa los datos de crecimiento económico, que estima será del 6 por ciento este año.

Macron mostró su determinación en concentrarse a partir de septiembre en las reformas estructurales que le preocupan, como la de las pensiones, que había quedado aparcada en 2020 por la crisis sanitaria.

Agencias