4/11/2015 - Albañiles y demás trabajadores en oficios del ramo de la construcción viven momentos difíciles, sin embargo tienen la ilusión de que se reflejará mejor la demanda de la mano de obra que ellos ofrecen, una vez que se empiecen a entregar aguinaldos o bonos de fin de año. Contratistas en el área de albañilería, comentaron lo anterior agregando que durante este año fue regular la oportunidad de laborar, argumentando que por lo regular hay elementos que se van recomendando por el buen trabajo que presentan hacia sus contratantes.
Contingencias
“Pero hay que reconocer que en la actualidad, aparte del buen trabajo, la gente busca también que la mano de obra sea barata y de calidad y así como existen compañeros que son caros y aparte ofrecen construcciones no tan bien hechas, también hay los que presentan buenos resultados y a precio módico". Asimismo comentan que cuando se trata de contrataciones de parte de programas de alguno de los tres niveles de gobierno, el tiempo de beneficio depende de la dimensión de la obra de construcción. En tanto cuando se demanda su trabajo por parte de particulares, también es así, con la variante de que es difícil que se realicen construcciones de gran magnitud; por lo regular son pequeñas las labores que se les piden.
Oportunidad de elección
“Por corto tiempo, pero nuestro mismo trabajo nos va recomendando y logramos ser empleados en otros lugares, dándose ocasiones en que nos llegamos a sobresaturar y hasta nos damos el lujo de escoger y ahí sí tiene que ver el carácter o las ínfulas que le conozcamos o que se capten de los demandantes de nuestro trabajo, pero la verdad es que la mayoría de las veces ni nos fijamos en detalles, nos conformamos con que se nos contrate y se nos pague con tal de llevar algo para el gasto de la casa”.
Injusticias
Al llegar a este tema, intervino uno de los albañiles entrevistados de nombre Joel, quien dijo ser independiente, es decir que conoce y practica el oficio pero no está adherido a sindicato: “En nuestro oficio llegamos a sufrir de injusticias por parte de patrones déspotas; cierto es que no todos, pero sí se llegan a aprovechar de nuestra necesidad de ser empleados”.
Alude que por lo regular son los compañeros que mejor saben hacer su labor y por desgracia, también los que cobran menos de lo merecido; a manera de ejemplo señaló que “son típicos, nos supervisan casi con lupa las faenas, se comportan muy exigentes, nos ven con desprecio y al final se esconden con la intención de no pagar". Concretan: “No es raro que se aprovechen de nuestra necesidad de llevar algo que comer a nuestros hogares, muchas veces sufrimos maltratos y aguantamos con tal de ganar algo y además porque sabemos que si repelamos, en consecuencia el patrón nos mal recomienda y pues se nos dificultaría más encontrar trabajitos”.
Javier Manilla
