Donald Trump desafía a su partido

Washington.— El presidente saliente de Estados Unidos, Donald Trump, lanzó un doble desafío a su propio partido en su último mes en el poder, con el veto al presupuesto de Defensa y la amenaza de bloquear el plan de estímulo económico por la pandemia de coronavirus.

Trump se disponía a iniciar ayer sus últimas vacaciones como presidente con un viaje a su club privado de Mar-a-Lago, en Florida, donde tiene su residencia oficial y a donde se espera que se traslade una vez que Biden llegue al poder el 20 de enero. Pero lo último que quiere Trump es pensar en esa fecha o aceptar que tendrá que dejar el poder, y aunque la mayoría de sus asesores creen que abandonará la Casa Blanca ese día por su propio pie, el presidente más volátil en la historia moderna de Estados Unidos está especialmente desatado y hambriento de atención.

El mandatario saliente parece haberse propuesto someter a pruebas de lealtad a todos los miembros de su partido, y en particular al líder republicano en el Senado, Mitch McConnell, quien reconoció la victoria de Biden la semana pasada.

Ayer miércoles, Trump volvió a desafiarlos al vetar un presupuesto de Defensa con valor de 740 mil millones de dólares que había aprobado el Congreso, por considerarlo un regalo a China y Rusia. Se espera que el Congreso pueda invalidar ese veto con una mayoría de dos tercios en ambas cámaras. El mandatario afirmó que devolvía sin aprobación la llamada Ley de Autorización de Defensa Nacional para el año fiscal 2021, porque “desafortunadamente no incluye medidas cruciales de seguridad nacional”.

Además, engloba “provisiones que no respetan a nuestros veteranos y la historia de nuestras Fuerzas Armadas, y contradice los esfuerzos por parte de mi administración para poner a Estados Unidos primero en nuestra seguridad nacional y acciones de política exterior. Es un regalo para China y Rusia”, afirmó.

El presidente saliente no lo precisó, pero podría referirse a las instrucciones dadas para que el Pentágono cambie las denominaciones de aquellas instalaciones con nombres de líderes de la Confederación sureña en la Guerra Civil (1861-1865), que se consideran como un símbolo racista del legado de esclavitud. A su juicio, “la ley pretende restringir la capacidad del presidente para retirar las tropas de Afganistán, Alemania y Corea del Sur”.

Asimismo, se quejó de que la legislación coarte la capacidad presidencial de preservar la seguridad nacional “limitando arbitrariamente la cantidad de fondos para construcciones militares que pueden ser empleados para responder a una emergencia nacional”. En los últimos 59 años, ningún presidente estadounidense se ha opuesto a aprobar el presupuesto de Defensa.

Trump llevaba semanas pidiendo a los legisladores republicanos que rechazaran el proyecto de ley por incluir disposiciones a las que se opone y no contener algunas de sus prioridades, como por ejemplo, la derogación de la Sección 230. Esta sección es parte de la Ley de Decencia de las Comunicaciones y exime a las redes sociales de responsabilidad sobre los contenidos publicados por sus usuarios. La ley también incluía incrementos de salario para los soldados, fondos para nuevo equipo militar y para pagar el cuidado sanitario de las tropas.

El veto llegó un día después de que el mandatario saliente hiciera otra jugada a su partido, al publicar un video en las redes sociales en el que amenazaba con bloquear el plan de estímulo de 900 mil millones de dólares para contener el deterioro de la economía por la pandemia, aprobado este lunes en el Congreso.

Trump tachaba en su video de “ridículamente bajos” los pagos directos a millones de contribuyentes incluidos en el proyecto de ley, y exigía aumentar la cantidad de 600 dólares por persona previstos. La queja de Trump fue casi un ataque directo a McConnell y a su propio secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, que habían negociado con los demócratas la cantidad de 600 dólares.

Mientras McConnell guardaba silencio, la presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi, se mostró de acuerdo con Trump en aumentar el monto y anunció que este jueves intentará que su hemiciclo apruebe por unanimidad el cambio al proyecto de ley.

Es improbable que la líder demócrata consiga aprobar el cambio por unanimidad. Fuentes del gobierno de Trump y del Congreso indicaron a Politico que nadie tenía claro qué era exactamente lo que el presidente saliente quería que se modificara en el proyecto de ley, lo que promete dejar a Washington en el limbo mientras el mandatario se va de vacaciones. El rescate forma parte de un paquete más amplio de gasto federal, por lo que, si Trump no firma el proyecto de ley antes de la noche del lunes 28, se agotarán los fondos para la administración y entrará en parálisis parcial desde el martes 29, algo que no ocurre desde hace dos años.

Y como el próximo 3 de enero tomará posesión un Congreso de diferente composición, surgido de las elecciones de noviembre, si Trump no ha firmado ni vetado el plan de estímulo para entonces, éste expirará y los legisladores tendrán que aprobar uno nuevo. En caso de que Trump decida vetar el proyecto de ley en estos días, es probable que el Congreso logre la mayoría de dos tercios para invalidarlo, pero no está claro que el mandatario vaya a optar por esa vía.

Agencias