Jonathan, un profesional australiano con visa de trabajo válida en los Estados Unidos, fue deportado repentinamente tras regresar de su país natal, donde asistió al funeral de su hermana.
A pesar de tener documentación legal, agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) le cancelaron su visa en el aeropuerto de Houston y le prohibieron el reingreso por 5 años.
«Toda mi vida está allá», declaró Jonathan a un popular medio británico, refiriéndose a Estados Unidos, donde vivía desde hace 7 años con su pareja.
El migrante viajó de Estados Unidos a Australia solo con una mochila para esparcir las cenizas de su hermana. Lo que no esperaba es que al hacer escala en Houston, agentes del ICE lo detuvieran y lo llevaran a una sala de retención junto a otros viajeros.
El migrante reveló que fue acusado falsamente de tráfico de narcóticos: «Sabemos que has estado vendiendo drogas», le dijeron.
Los agentes alegaron que su respuesta «¿Vive usted aquí?» demostraba «intención de permanencia», lo que justificó la anulación de su visa. Jonathan aseguró haber usado esa misma visa 20 veces sin problemas.
«Trump ha vuelto. Estamos haciendo las cosas como siempre deberíamos haberlas hecho», le dijo un agente del ICE.
Condiciones inhumanas y deportación forzada
Jonathan pasó un total de 30 horas detenido, sin acceso a un abogado. Además, durmió en una sala común con mantas térmicas y comida de mala calidad. Le devolvieron sus pertenencias (teléfono, reloj y pasaporte) justo antes de aterrizar en Australia.
Su pareja, quien permanece en Estados Unidos, declaró que «lo único que quiere” es reunirse con Jonathan cuanto antes,
Hasta ahora, Jonathan asegura que no se le dio ninguna razón válida para la deportación.
Agencias
