CHICAGO.- Las ciudades estadounidenses que pasan apuros para albergar a miles de migrantes han solicitado asistencia federal y que los republicanos pongan fin a la politiquería en el tema de la inmigración, pues les preocupa que el previsible aumento en la llegada de personas al país cuando se levanten las restricciones implementadas durante la pandemia causen problemas a sus presupuestos y recursos.
Chicago se ha comprometido desde hace tiempo a acoger a los migrantes, pero que su número se multiplicara por 10 en los últimos días ha mermado sus recursos. Los migrantes que guardan una cama en los albergues administrados por la ciudad están durmiendo en el piso de estaciones de policía y en aeropuertos. Dependen de donaciones para recibir alimentos, medicamentos y ropa.
Cuando los cruces fronterizos aumentaron a mediados del año pasado, los gobernadores republicanos de estados fronterizos enviaron a migrantes hacia ciudades gobernadas por demócratas, como Chicago, Nueva York y Denver, con el argumento de que sus propias urbes estaban saturadas. El gobernador republicano de Texas, Greg Abbott, anunció esta semana que reanudaría un programa para enviar en autobús a los recién llegados a Chicago y otras ciudades.
Más de 8 mil migrantes han llegado a Chicago desde agosto, según funcionarios de la ciudad. Algunos ingresos en autobuses pagados por estados fronterizos; otros compraron sus propios boletos de avión o tomaron un vuelo pagado por grupos de asistencia. El número de nuevas llegadas tendrá lugar durante el invierno a unas 10 personas por día. Pero hacia finales de abril aumentó a entre 75 y 150 personas por día.
“Nuestro sistema rebasó su capacidad”, dijo el viernes Brandie Knazze, comisionada del Departamento para la Familia y Servicios de Apoyo de Chicago ante funcionarios locales. “No se equivoquen, estamos en un aumento y la situación no han alcanzado aún su punto máximo”.
Las principales ciudades estadounidenses ya se preparan para la llegada de miles de personas más cuando el 11 de mayo expire el Título 42, una normativa que deniega el asilo con el argumento de impedir la propagación del Covid-19. Pero el incremento ha comenzado más pronto de lo que esperaban las autoridades de Chicago, y temen que el traslado de migrantes desde Texas pueda causarles una mayor saturación.
"No tenemos espacios, ni recursos para acomodar a los migrantes"
“Sencillamente no tenemos más albergues, espacios, ni recursos para acomodar un incremento en los individuos a este nivel”, dijo el domingo la alcaldesa demócrata Lori Lightfoot en una carta dirigida a Abbott.
Abbott respondió también en una carta, en la que prometió enviar más autobuses de migrantes. Reiteró su exhorto a que la alcaldesa apremie al presidente Joe Biden para que impida los cruces de migrantes en la frontera, y subrayó que las llegadas han puesto en aprietos la capacidad de Texas.
“Como alcaldesa de una autodeclarada ciudad refugio, es irónico escuchar que usted se queje sobre las dificultades de Chicago para atender a unas cuantas miles de inmigrantes ilegales, que son una fracción de los números récord que enfrentamos en Texas de manera regular”, escribió Abbott.
Si bien los migrantes permanecerán poco tiempo en las ciudades fronterizas estadounidenses en su camino hacia sus destinos finales, la demanda de albergue temporal, alimentos y transporte ha amenazado. El Paso, Laredo y Brownsville declararon enviando estados de emergencia con anticipación al levantar las restricciones vigentes durante la pandemia prevista para la próxima semana.
Los migrantes que se albergaron en estaciones policiales esta semana dijeron que querían encontrar trabajo y estabilizarse por su cuenta, pero necesitan albergue temporal y asistencia para movilizarse en un nuevo país. Sin embargo, se han visto atrapados en las dificultades de la ciudad para brindar albergue a tantos.
Una de esas familias ha estado viviendo en el piso de una estación policial en la parte noroeste de la ciudad durante ocho días, durmiendo sobre mantas delgadas facilitadas por una iglesia local y aseándose en el lavabo del baño de la estación, mientras esperan que haya espacio en un albergue.
Agencias