Agentes de ICE detuvieron a más de 100 trabajadores migrantes durante una redada en la empacadora Glenn Valley Foods, al sur de Omaha. La operación ha sido calificada como la más grande en Nebraska bajo el mandato de Donald Trump y ha provocado protestas, caos y el cierre de comercios en zonas latinas.
Una redada migratoria de gran escala fue ejecutada este martes por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE) en las instalaciones de la empacadora de carne Glenn Valley Foods, ubicada en el sur de Omaha, Nebraska. Como resultado, al menos 100 trabajadores migrantes fueron detenidos bajo sospecha de carecer de autorización legal para trabajar en el país.
La operación, considerada la más grande en Nebraska desde el inicio del segundo mandato del expresidente Donald Trump, se llevó a cabo en horas de la mañana. Agentes federales ingresaron a la planta con una orden de cateo, separaron a los empleados según su estatus migratorio, y procedieron a esposar con bridas plásticas a quienes no pudieron acreditar su legalidad en el país. Los detenidos fueron trasladados en autobuses con ventanas cubiertas, sin que hasta el momento se haya informado su destino.
Chad Hartmann, presidente de Glenn Valley Foods, aseguró que la empresa utiliza el sistema federal E-Verify para confirmar la elegibilidad laboral de sus empleados, pero señaló que agentes le informaron sobre fallos en dicho sistema. Aunque la compañía no enfrenta cargos criminales, reconoció que la redada afectará sus operaciones diarias.
La acción federal generó una ola de tensión y protestas en Omaha, especialmente en el distrito latino de South Omaha. Familiares de los detenidos se congregaron fuera de la planta intentando entregar documentos y exigir información, mientras activistas denunciaron que algunos migrantes fueron obligados a firmar formularios en inglés sin traducción. Manifestantes llegaron a bloquear vehículos de ICE, lanzaron piedras y rompieron una ventana durante los enfrentamientos.
La redada contó con la participación del ICE, el FBI, la DEA y el Servicio de Alguaciles de EE. UU., mientras que la policía local únicamente apoyó con labores de tránsito y seguridad. El alcalde de Omaha, John Ewing Jr., aclaró que su administración no participó en la operación y pidió mantener la calma, asegurando que la policía municipal no colabora en procesos de deportación.
Senadores estatales como Margo Juárez y Dunixi Guereca, hijo de inmigrantes mexicanos, condenaron la redada. Guereca calificó la intervención como una táctica “anticuada” que siembra el miedo y perjudica a familias trabajadoras. Como consecuencia de la redada, varios comercios del área cerraron sus puertas por temor a nuevas detenciones, afectando la actividad económica local.
Agencias