Inglaterra.- Sara, una niña de tan solo 10 años, fue “atada, mordida y quemada con un hierro candente”, por su propio padre, su madrastra y su tío, quien huyeron cuando el padre confesó su horrible crimen a las autoridades en Inglaterra.
La pequeña Sara, había sufrido "docenas de lesiones" después de "semanas de violencia horrible" antes de ser encontrada sin vida en su casa en Woking, Surrey.
Luego de haber asesinado a su hija, el hombre llamó al 999 para informarle a la policía que había matado a su hija, también dijo: 'la castigué legalmente', y continuó diciendo 'ella se portó mal y luego la golpeé. No era mi intención matarla, pero la golpeé demasiado'".
Tras la llamada del padre de Sara, la policía se dirigió de inmediato al domicilio y encontró en el dormitorio del piso superior, en una litera inferior, el cuerpo de una niña tendida bajo las sábanas.
El fiscal dijo que era "como si estuviera dormida", y añadió: "Pero no estaba dormida. Estaba muerta".
Se presume que Sara murió como resultado de la participación de terceros. La niña "tenía decenas de lesiones tanto externas como internas", según el tribunal.
"El trato que recibió en las últimas semanas de su vida fue atroz. Fue brutal", añadió el fiscal.
El cuerpo de Sara fue encontrado con una nota con la letra de Urfan, su padre, donde confesaba: "Soy yo, Urfan Sharif, quien mató a mi hija a golpes. Juro por Dios que no era mi intención matarla pero lo perdí".
Agregó: "Estoy huyendo porque tengo miedo".
Se dice que sufrió quemaduras con un hierro caliente y un líquido caliente, así como fracturas, marcas de mordeduras y otros hematomas.
Algunas de las fracturas encontradas en ella tenían menos de diez días, mientras que otras tenían al menos seis semanas, según lo informado por The Sun.
Su padre, Urfan, de 42 años, su madrastra Beinash Batool, de 30, y su tío Faisal Malik, de 28, están siendo juzgados en Old Bailey acusados del asesinato de la pequeña Sara.
Fuente Debate