Padres pierden sus ahorros a manos de su propia hija

Después de años de esfuerzo y sacrificio en Estados Unidos, Abraham Cuayaxtle y Yolanda Álvarez regresaron a su hogar en Santa María Tecajete, Hidalgo, con la esperanza de disfrutar de una vejez tranquila. Sin embargo, su regreso estuvo lejos de ser el esperado; fueron traicionados por la persona en la que más confiaban: su propia hija. Lo que comenzó como el sueño americano terminó siendo una amarga pesadilla.

La búsqueda del sueño americano

Hace dieciséis años, Abraham Cuayaxtle tomó la difícil decisión de dejar su hogar en Santa María Tecajete, un pequeño pueblo en el municipio de Zempoala, Hidalgo, para buscar mejores oportunidades en Estados Unidos. Su meta era trabajar arduamente, ahorrar lo suficiente y regresar a su tierra para disfrutar de una vejez digna junto a su esposa, Yolanda Álvarez. Seis años después, Yolanda se unió a él en Carolina del Norte.

Ambos se entregaron completamente al trabajo, tomando múltiples empleos para maximizar sus ahorros y cumplir su objetivo lo antes posible. Su dedicación fue inquebrantable, y cada dólar ganado era enviado de vuelta a México, con la confianza de que su hija, Yazmín N, lo gestionaría con cuidado y honestidad.

La traición de la persona en la que más confiaban

Lo que debería haber sido una historia de éxito y retorno triunfal, se convirtió en un doloroso drama familiar. Al regresar a su pueblo el 3 de marzo del año pasado, Abraham y Yolanda se enfrentaron a una dura realidad: los ahorros que habían enviado durante años habían desaparecido. Yazmín, la hija en la que confiaron ciegamente, había abusado de esa confianza y se había apropiado de todo el dinero.

"Desgraciadamente, es mi hija quien nos hizo esto, y nunca pensamos que nos fallaría de esta manera", lamentó Yolanda, visiblemente afectada por la traición. Para la pareja, la pérdida no es solo financiera, sino también emocional; el vínculo de confianza y amor que creían tener con su hija se había quebrado irreparablemente.

Las mentiras y el engaño prolongado

Durante años, Yazmín mantuvo la apariencia de que todo estaba en orden. Cada seis meses, enviaba a sus padres estados de cuenta bancarios, supuestamente mostrando el progreso de sus ahorros. "Nos decía que todo estaba bien, que no nos preocupáramos, pero al llegar aquí nos dimos cuenta de que todo era una mentira", recordó Abraham.

La realidad era mucho más oscura. Los comprobantes de transferencia, que Yolanda había guardado meticulosamente, mostraban que todo el dinero enviado desde Estados Unidos había sido depositado en tres cuentas bancarias a nombre de Yazmín y una cuarta a nombre de Mauricio, la pareja sentimental de su hija. Ahora, esos fondos, que representaban los últimos años de trabajo de Abraham y Yolanda, estaban desaparecidos.

La pérdida del dinero y los intentos de homicidio

El dolor de la traición se profundizó cuando Yolanda reveló que la situación iba más allá del robo. Según su testimonio, Yazmín y su pareja, Mauricio, intentaron quitarles la vida en tres ocasiones distintas. "Si nos robó el dinero, ok, pero que intente matarnos es algo que no podemos perdonar. Ya lo intentaron tres veces", afirmó Yolanda, aún impactada por los intentos de homicidio.

El objetivo, según Yolanda, era quedarse no solo con el dinero, sino también con la casa de sus padres. Esta serie de intentos de asesinato ha dejado a la pareja no solo con miedo, sino con una profunda sensación de vulnerabilidad y traición.

La lucha legal y la esperanza de justicia

El 3 de junio, Abraham y Yolanda interpusieron una denuncia por robo contra Yazmín. Además, lograron obtener dos órdenes de restricción, que prohíben a su hija acercarse a ellos. A pesar de estas medidas, Yolanda asegura que Yazmín ha violado las órdenes para continuar hostigándolos y amenazándolos.

"Yo no sé por qué nos hizo esto. Le dábamos todo lo que necesitaba, incluso dinero adicional para ella y para la construcción de nuestra casa", expresó Yolanda con dolor. "Ya no puedo verla como una hija; para mí, se ha convertido en un demonio". Sus palabras reflejan el profundo impacto emocional de la traición, un dolor que no solo es monetario, sino también personal y familiar.

Agencias