Trump insiste en promover teorías conspirativas sin pruebas

Con dos retuits durante el fin de semana, Donald Trump difundió teorías conspirativas que no tienen sustento alguno.

No es la primera vez que lo hace. De hecho, así lanzó su carrera política.

El presidente tiene un largo historial de propagar falsedades sacadas de medios conservadores marginales. Su sorpresiva conquista de la Casa Blanca fue producto en parte de la difusión de la teoría de que su predecesor Barack Obama no había nacido en Estados Unidos. También se hizo eco de numerosas falsedades que hacían quedar mal a sus rivales y apuntalaban su causa.

Ahora está usando la plataforma que ofrece la presidencia para promover afirmaciones sin sustento sobre la muerte del financista Jeffrey Epstein, violando otra norma de esa oficina y alimentando la confusión en torno al aparente suicidio de uno de los reos más conocidos del sistema federal de prisiones. Epstein, que se exponía a ser condenado a 45 años de cárcel por tráfico sexual y conspiración, fue encontrado muerto en su celda de Manhattan el sábado.

Epstein tenía vínculos con gente prominente de todo el mundo, incluidos el propio Trump, quien salió de juerga con él en la década del 2000, y el ex presidente Bill Clinton. Pocas horas después del aparente suicidio de Epstein, Trump compartió un tuit que vinculaba a Bill y Hillary Clinton con la muerte. Trump derrotó a Hillary Clinton en la contienda presidencial del 2016.

El mandatario justificó su decisión de compartir el tuit diciendo que el autor del mismo era “un conservador muy respetado”. Agregó que no tenía idea acerca de si los Clinton tuvieron algo que ver con la muerte, pero siguió promoviendo esa teoría, haciendo notar que el ex mandatario pasó bastante tiempo en un avión privado de Epstein y tal vez en su isla privada.

Los Clinton negaron cualquier papel en la muerte. En una declaración difundida el mes pasado, el portavoz de Clinton Ángel Ureña dijo que el ex presidente hizo cuatro viajes –dos a Asia, uno a Europa y otro a África– en un avión de Epstein en el 2002 y el 2003. Fue acompañado por personal suyo y agentes del servicio secreto “en todo momento”, agregó.

Ureña aseguró asimismo que Clinton jamás estuvo en una isla privada de Epstein.

Agencias