Peritaje sostiene «verdad histórica» sobre caso Iguala

Restos químicos de las llantas y del carbón que presuntamente se usaron para incinerar a algunos de los normalistas de Ayotzinapa en el basurero de Cocula fueron transportados hasta el lecho del Río San Juan: esa es la conclusión a la que llegó un peritaje científico realizado por la Procuraduría General de la República en 2016.

En este peritaje se revela, con una correspondencia casi total y microscópica, la presencia de bolsas halladas en el río de tierra con rastros del mismo juego de neumáticos, vidrios y sedimentos empleados en el tiradero.

El peritaje, que está en poder de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, representa uno de los principales pilares sobre el que se sostiene científicamente la llamada “verdad histórica» y la hipótesis sobre la existencia de una pira en el basurero como uno de los destinos finales de algunos de los normalistas perseguidos en Iguala.

Este dictamen, incluye el resultado de 9 pruebas de distintos tipos -cromatografía de gases, espectrometría de masas, espectrofotometría y comparación video-espectral, por mencionar unas- que se realizaron en laboratorios de la PGR a muestras de tierra y a mayor detalle sedimentos y objetos hallados por separado en bolsas recuperadas del lecho del río y en el depósito de basura, distantes a varios kilómetros el uno del otro.

Y pese a esa distancia, se trata del mismo contenido: de un lado, son muestras tomadas por peritos de la entonces PGR de la bolsa en la que yacían los restos de Alexander Mora Venancio y Joshivani Guerrero de la Cruz hasta un cierto porcentaje en una bolsa hallada bajo el agua por buzos de la Marina. Del otro, pruebas recopiladas en la superficie del tiradero. Ambos tienen concordancia entre su contenido según el dictamen.

Según se establece en el documento, que forma parte de la averiguación previa AP/PGR/SDHPDSC/0I/001/2015, la coincidencia es casi del 100 por ciento en todas las pruebas y el resultado comprobaría inequívocamente que los restos óseos que fueron descubiertos en el Río San Juan estuvieron primero en el tiradero de Cocula.

Es decir, que en efecto hubo una pira en el basurero (cabe recordar que, hasta el momento sólo los restos de Alexander han sido identificados en dos ocasiones con absoluta certeza por parte del laboratorio de la Universidad de Innsbruck, en Austria).

De acuerdo con el dictamen químico, como parte de la labor forense se analizó el 3 de febrero y 28 de marzo de 2016 un centenar de fragmentos de llantas, cables, huesos, fibras y madera recopiladas en ambas escenas del crimen.

En cada caso las coincidencias fueron prácticamente totales: en el perfil químico de sustancias volátiles practicado en 4 muestras de sedimento obtenidas en el Río y 9 en Cocula, hubo una coincidencia en 60 de 65 variables posibles.

De igual forma, en el perfil químico comparativo de ácido graso sobre el mismo sedimento hubo coincidencia en 136 de 144 variables.

El principal hallazgo de la investigación pericial es el de la casi absoluta coincidencia de los restos de neumáticos de Cocula y el Río San Juan. En ambos sitios fueron descubiertos rastros quemados de llantas, consideradas por la Procuraduría como uno de los principales combustibles que habría alimentado la pira en la que fueron quemados algunos de los estudiantes.

La clave yace en su permanencia: tras incendiarse, dejaron residuos en la forma de cable metálico, conformado por un trenzado de hilos o filamentos de acero que no pudieron ser derretidos.

La PGR analizó dos muestras del río y dos del basurero. Coincidieron en 38 de 44 variables posibles (grosor, calibre y número de los hilos de acero, composición metálica). Es el equivalente a una huella dactilar: en el caso de un neumático, su desgaste prácticamente no se puede replicar, ya que depende de su productor, tipo y uso.

«Los cables (…) colectados en el basurero de Cocula son iguales a los cables colectados de la bolsa en el Río San Joaquín (sic) en cuanto a su número de hilos, diámetro del cable y diámetro de los hilos», se establece en la conclusión.
A partir de esta misma podría documentarse que sería prácticamente imposible y tiraría por la borda la presunta siembra de restos dado que el único origen que pudo haber existido de los restos identificados es inequívocamente el basurero de Cocula y confirmaría de manera categórica el incendio en el lugar.

Fuentes ministeriales aseguran que no existe posibilidad de que la contaminación cruzada por el contenido del río afectara categóricamente el resultado de la comparativa.

Agencias