LOS HECHOS

José Inés Figueroa Vitela

18/06/2017

Los jeques de petatiux

Entró en vigor la liberación de los precios de los combustibles en Tamaulipas.
Para tan significativo acontecimiento se dejaron venir un grupo de “pomadosos y perfumados” personajes de la capital del país, todos instalados en las cúpulas institucionales y de la iniciativa privada, relacionadas con el tema del comercio de los combustibles.
Del comisionado nacional de energía, al líder nacional de los expendedores, pasando por los titulares de las áreas especiales que para el tema tiene la Procuraduría del Consumidor, la Secretaría de Hacienda y la misma Petróleos Mexicanos.
Por más de una hora, en Victoria capital, cada cual expuso ante los medios, primero, y luego ante empresarios y funcionarios, el contexto de la liberación del precio de las gasolinas y la incidencia de las áreas a las que pertenecen.
La conclusión es que con esta medida, la gente no va a pagar más, ni menos, “sino todo lo contrario”, por lo pronto, y aunque cualquier cosa puede pasar, no se ve por dónde puedan beneficiarse los consumidores, contra los pregones de la “reforma energética” que le compró el PRI al PAN y luego “se la vendió” encarecida al pueblo.
“Los ganones” seguirán siendo los mismos, más por el andamiaje corrupto y corruptor, que por “los renovados esquemas”.
Ahí mismo se reconoció que de 549 verificaciones a estaciones de servicio en Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas -que entran en esta segunda etapa “liberadora”- se detectaron irregularidades en 195: más del 35 por ciento.
El mismito porcentaje cuando la muestra se reduce a Tamaulipas, donde de 114 gasolineras checadas, 41 resultaron con faltas.
Pero ese “robo urbano y a plena luz del día” cometido contra los consumidores, no es ni tantito el amplio horizonte del saqueo que significa el ilegal comercio de los combustibles.
El tráfico internacional de hidrocarburos igual lleva crudos robados en México a las refinerías norteamericanas, trae gasolinas y naftas -desperdicios- que se comercializan aquí como combustibles refinados, por no mencionar el robo y venta de gasolinas robadas a PEMEX que se pusieron de moda por doquier en la geografía nacional.
Y esos señores que ayer vinieron a “hablarnos de la liberación del precio de las gasolinas”, quienes cobran y ganan fabulosas cantidades de manera “legal” -en nómina y documentado pagando impuestos-, si no se han beneficiado aparte directamente, como responsables, han prohijado todos los robos aquellos.
No hace mucho tiempo -este mismo año-, un muy conocido dueño de una cadena tamaulipeca de gasolineras -que antes era prestador de servicios y más antes empleado de PEMEX-, fue sujeto a juicio por comerciar esos combustibles de -nada- dudosa procedencia.
Los fiscales, jueces y abogados del gobierno se relamían los bigotes por ver que finalmente alguien pagaría aquí por tan nefanda actividad criminal; en esas estaban, cuando de las más altas esferas del poder central vino la orden de dar carpetazo al asunto.
Aquí gente identificada con el PAN, allá del PRI y hasta el célebre caso del dirigente estatal perredista -ahora fletado con MORENA- que estuvo encarcelado por delitos igual relacionados con el tráfico de los combustibles.
Y no, no robaron -o lo siguen haciendo- a PEMEX y al Gobierno federal; nos roban a todos, más allá del eufemismo de que la riqueza nacional es de todos, o que los abuelos pagaron la expropiación petrolera para tomar parte en los dividendos de la renta petrolera.
Nos roban con los litros de menos, con las gasolinas de desecho que destruyen nuestros vehículos, con el precio de éstas y aquellas a las que se carga el criminal saqueo, no tanto de los “huachicoleros”, como de los empresarios, líderes y funcionarios deshonestos.
Que con la liberación de los precios bajó un centavo la gasolina premium -usada por algunos vehículos nuevos de lujo-, para ahorrarse un peso con cada cien litros que “carguen” no es una burla en sí; ya veremos cuando corran los tiempos.