Liberan a secuestradora de Diego Fernández de Cevallos

1/11/2017 – Madrid.- Isabel Mazarro Gómez llevaba desde verano escondiéndose en una aldea asturiana donde viven 50 personas, en Llantones, uno de los muchos pueblos de la España profunda, ubicado en Gijón. Cuando llegó al lugar nadie la conocía, pero por lo mismo no pasó inadvertida. Se le miraba con desconfianza. Se compró dos perros para que le hicieran compañía.

Huyó de México, concretamente de San Miguel de Allende, donde vivía cómodamente en una casa de dos pisos. Se transportaba en diferentes vehículos de lujo, en un sitio en el que sí pasaba desapercibida debido a que el lugar está lleno de extranjeros, tanto residentes como turistas.

Vivía con su marido, Raúl Julio Escobar Poblete, presunto cabecilla de una banda de secuestradores, antes de que fuera detenido el pasado 30 de mayo por la policía mexicana cuando intentaba consumar una más de sus extorsiones.

En ese momento, intentaba asegurarse de que llegaba a la familia de su última víctima el dedo cortado de ésta con el que pretendían exigir un rescate de 6 millones de dólares.

La justicia mexicana, según El País, relaciona a la banda con al menos cinco secuestros, además de otros en Brasil y Chile, entre ellas habría estado el ex senador Diego Fernández de Cevallos.

A las seis de la mañana del pasado lunes, Isabel, madrileña de 39 años, paseaba a sus perros, iba acompañada de una mujer, cuando un grupo de agentes de la Guardia Civil le abordaron y le pidieron que se identificara. En ese momento cayó la pareja de un temido secuestrador que utilizaba ataúdes para introducir a sus víctimas a las que invariablemente les mutilaba algún miembro del cuerpo para enviarlo como evidencia a los familiares de éstos y posteriormente pedir millonarios rescates.

A todo ello, de acuerdo a las pesquisas judiciales, le ayudaba Isabel, que cuando fue detenida no opuso resistencia y simplemente bajó la cabeza, como señal de derrota y admitiendo que su fuga se había acabado. Al menos en ese momento.

Mazarro está acusada de colaborar en la carrera delictiva de Raúl Julio, un chileno que antes de dedicarse al negocio de los secuestros en México fundó en su país una organización terrorista de ideología marxista-leninista en contra de la dictadura de Augusto Pinochet.

En ese grupo, autodenominado Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR), Escobar era conocido con el nombre en clave de “comandante Emilio”. Él mismo terminó con la vida de un senador del régimen en 1991, secuestró ese año al hijo del director del diario El Mercurio y, en 1996, dirigió un comando que utilizó un helicóptero para sacar de la prisión de alta seguridad de Santiago a cuatro camaradas.

Todo lo aprendido en su país lo llevó a la práctica en México, de él fue la idea de introducir a sus víctimas en ataúdes, de cortarles un dedo, una oreja y hasta una mano, y también de ponerles música a todo volumen durante todo el día. Casi siempre empresarios. Los encierros duraban entre seis y ocho meses, hasta que los familiares accedían al pago del rescate.

Pero a la banda se le acabó la suerte. El pasado 25 de mayo fue detenido Escobar, ahora recluido en una prisión mexicana. Enfrenta cargos con una pena de hasta 90 años. La esposa, su hijo y la hermana de la mujer huyeron inmediatamente a España. México pidió ayuda y la Guardia Civil empezó a operar.

Su detención respondió a una petición de la PGR enviada a la benemérita. Tras asumir las pesquisas, localizaron una primera pista de la fugitiva en Alicante (Comunidad de Valencia), pero su rastro se encaminó de inmediato a Asturias, donde finalmente fue detenida.

Fue enviada directamente a la Audiencia Nacional, en Madrid. Isabel volvía a su tierra pero ahora en calidad detenida. Antes de vivir en México lo hizo en la calle de Sainz de Baranda, ubicada frente al Parque de El Retiro, un barrio que dejó atrás sus mejores años.

En España Isabel no tenía registro civil, es decir, desde su regreso jamás hizo un trámite a su nombre, ni siquiera el alquiler de su casa. No contaba con ninguna identificación actualizada. Un fantasma.

Apenas horas después de su arresto, el juez de guardia Ismael Moreno le puso en libertad. Una decisión que no entiende y tiene “muy molestos” a la PGR y a la Guardia Civil. A la española se le retiró el pasaporte, caducado –según fuentes de la PGR en Europa-, por cierto, para evitar salir del país e iniciar el proceso de extradición.

Consideran que el magistrado ha echado a perder el trabajo de varios meses. Y es que temen que la acusada pueda salir del país, por ejemplo, por Francia o Portugal, donde no se requiere mostrar ninguna documentación por ser ciudadana comunitaria y empezar a moverse por territorio de la Unión Europea para evadir la justicia.

Tanto la PGR como la Guardia Civil se inclinaban por la prisión preventiva para asegurar su permanencia en España, pero la decisión de Ismael Moreno dio al traste con todo. Mientras tanto, en la pequeña aldea asturiana donde Isabel vivía no digieren aún que hayan tenido tan cerca a lo más parecido a un “monstruo”.

Agencias