Desafío

 *Vivir con Ataduras
*República Catalana

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Nos hemos acostumbrado tanto al mal gobierno que ya, ni siquiera, podemos sentir las ataduras del alma y hasta observamos las cobardías como cotidianas y una buena manera de evadir los “problemas” de los “revoltosos” aunque, en el fondo estemos de acuerdo con ellos a menos de que se pertenezca, de modo prominente, a la nueva aristocracia mexicana. No ha cambiado mucho desde diciembre de 2018.
¿No han calado suficientemente en el espíritu nacional las pruebas fehacientes sobre la permanencia de la esclavitud en México y el horror de los asesinatos sumarios, “ocultos” en miles de fosas clandestinas en donde yacen decenas de cuerpos, cada uno consecuencia de una secuela de crímenes imparables? ¿No altera nuestro pulso el hecho de que se haya hecho de las Normales Rurales –en mayúsculas-, bancos para el desfogue de los represores anidados dentro de la estructura gubernamental? ¿Dejamos pasar, so pretexto de los hechos consumados, la peor de las esclavitudes, la de las conciencias, tras las afrentas electorales recientes, las de hace un año, tres, seis, siete, doce, diecisiete, y un largo etcétera, cada vez más grotesca, infame y despiadada pese a la victoria intachable de Andrés Manuel en julio del año pasado? ¿Quiénes son los que deciden por todos los demás y establecen condiciones aberrantes para el futuro inmediato?
Tal es el punto, porque, estamos seguros, ni siquiera todos los colaboradores oficiales están de acuerdo en el proceder de la superioridad en algunos ángulos controvertidos –falso que el poder de salinas sea superior cuando el mando castrense lo ostenta el llamado comandante supremo y nada más-, y actúan tratando ya de tomar un poco de aire en busca de mejores posiciones para la carrera sucesoria. Desde ahora, a más un lustro de distancia de los comicios por la Presidencia.
México, sépanlo afuera de nuestras fronteras, es todavía un país con esclavos, físicos y mentales, sometidos sea al cautiverio de las comodidades pasajeras a cambio de algunas comodidades para la burguesía y altos dividendos para la aristocracia; los demás, sometidos –jodidos, para decirlo de una vez-, deben aceptar el peso de la realidad si no quieren ser llamados locos, subversivos o disconformes por todo y para todo, como los señalados hoy por insistir en las irregularidades patéticos de Puebla con toso y el lastre de sangre que se convirtió en río.
Si ya se cansó Andrés de repetirlo –considerando con ello que así se quitará el estigma de violento para trasladarlo a un PAN más belicoso, nosotros no. Y repetimos que el daño provocado por los perversos manipuladores será irreversible. No será fácil, de determinarlo así los tribunales siguiendo consignas baratas, que pueda gobernarse a un país cegado por la violencia, el escepticismo, los radicalismo y acaso también ofuscados por una solidaridad sin límites al mandatario en turno que los vuelve incapaces hasta de razonar… como las mulas de mi compadre.
Todas las generaciones gregarias que vienen detrás serán infamadas por ello, sin excepción. La historia ya no la escriben los vencedores.
La Anécdota
Bueno sería que los mexicanos, como los catalanes respecto a la caduca monarquía de los Borbones, insostenible en estos tiempos, pudiéramos escindirnos del pasado ominoso, para recuperar a México, su República y sus ordenamientos fundamentales suplantados por los beneficiarios del poder y cuantos creen que los gobernados estamos amaestrados; por desgracia, en algún grado, lo estamos y no pocos, además, lamiendo las manos de los prepotentes que creen que su palabra es ley.
Mientras España se rompe, como pronostiqué en 2009 ante un grupo heterogéneo de catalanes que decían ser primero tales y luego españoles. Esto es, como segunda opción de vida y no la primera. Esta circunstancia crítica es la que determina hoy, sin duda, el enarbolar de las banderas independentistas en la región noreste de lo que hoy es nombrado aún España.
Los mexicanos no queremos destazar a nuestro país sino sólo al sistema asfixiante con una aristocracia arrebolera, inmoral y agazapada con muros de dineros mal habidos. Es esto lo que debemos vencer para comenzar un nuevo andar como nación libre.