«Brasil no puede ser conocido como un paraíso gay», dice Bolsonaro

El presidente Jair Bolsonaro refuerza su batalla ideológica por las costumbres de los brasileños.

Mientras en el Congreso de Brasil se desarrolla el debate por una reforma de las jubilaciones considerada vital para el futuro de la economía más grande de Sudamérica, el presidente ultraderechista se mostró una vez más enfocado en la agenda social conservadora.

En un desayuno con periodistas en el palacio presidencial de Planalto el miércoles, el presidente dijo que Brasil “no puede ser conocido como un paraíso para el turismo gay”, según publicó el diario O Globo.

“Tenemos familias. Quien quiera venir para tener sexo con una mujer, puede sentirse a voluntad, pero no podemos ser conocidos como paraíso gay”, agregó Bolsonaro. Los comentarios generaron rechazo de la comunidad LGBT.

El presidente brasileño ganó las elecciones prometiendo recuperar los “valores tradicionales”, presuntamente corrompidos en el país como consecuencia de más de diez años de gobiernos de izquierda, y salvar al país del comunismo, para muchos analistas un fantasma imaginario.

“En sus tres décadas como diputado, Bolsonaro siempre dejó claro que es un político con una mentalidad reaccionaria, antiliberal, antidemocrática y antipluralista. Creer que en su mandato se comportará de otra forma es una ilusión”, dijo a la AP Eduardo Wolf, doctor en Filosofía por la Universidad de Sao Paulo (USP).

Bolsonaro, un ex capitán del ejército que ha sido tildado de homofóbico y machista por un historial de comentarios ofensivos, reforzó esta semana su arremetida contra los gays.

Wolf señaló que la decisión de Bolsonaro de dar prioridad a la agenda de las costumbres es, en parte, una estrategia política.

“Esas ideas están en su naturaleza, es lo que piensa, pero también es una forma de agitar a su base electoral y mantenerla activa en la defensa del gobierno. En su cabeza, es más importante twittear contra los gays que articular apoyos para aprobar la reforma jubilatoria”.

En una llamativa decisión tras una conversación con el mandatario, el presidente del Banco de Brasil, Rubem Novaes, decidió suspender una campaña publicitaria televisiva que tenía entre sus actores a un negro y una transexual.

La propaganda, destinada a un público joven, presentaba una metáfora de la diversidad. En un clip de treinta segundos, el banco mostraba a diferentes jóvenes, hombres y mujeres, algunos con tatuajes, aros y el pelo teñido. El banco invitaba a los jóvenes, potenciales clientes, a abrir su propia cuenta.

Además de la cancelación de la propaganda, que llevaba diez días siendo emitida, el banco despidió al director de marketing.

“El presidente y yo acordamos la suspensión de la campaña publicitaria y la salida del director de marketing fue una decisión de consenso”, dijo Novaes

Antes de ser electo presidente, durante sus casi 30 años como congresista, Bolsonaro reinvidicó su homofobia al asegurar que prefería que un hijo suyo estuviese muerto antes que verlo “besándose con un bigotudo”.

Los evangélicos, una importante base electoral del presidente, obtuvieron el control del ministerio de la Mujer, Familia y Derechos Humanos, considerado clave en la regulación de las costumbres.

La titular Damares Alves, una pastora evangélica, generó polémica a poco de asumir el mandato cuando dijo que en Brasil “los niños deben vestir de azul y las niñas de rosa”.

Agencias