Tráfico de armas: ningún interés en detenerlo

En un recorrido por las armerías del sur de Estados Unidos, Proceso comprobó que las constantes exhortaciones del gobierno mexicano a la administración de Donald Trump no surten efecto: ahí se puede adquirir todo tipo de armamento. Además, se confirmó que México no tiene recursos tecnológicos ni personales en los puentes fronterizos para detectar el ingreso de esa mercancía letal. No obstante, la Secretaría de Relaciones Exteriores propuso a la autoridad estadunidense realizar un operativo conjunto para detener el contrabando de armas, en un esfuerzo equiparable al que se despliega contra la migración ilegal.

Nogales, Arizona/Cd. Juárez, Chihuahua.– El gobierno de Andrés Manuel López Obrador le exige al de Donald Trump que “congele” el tráfico ilegal de armas de Estados Unidos a México, pero la realidad en la frontera común expone un desinterés de Washington por hacerlo y la irresponsabilidad de las autoridades mexicanas para contenerlo.
El tráfico hormiga, como se conoce a la táctica usada por los traficantes para meter ilegalmente armamento a México, sigue vigente en los principales puentes trasfronterizos y, como pudo corroborar Proceso, este método parece pasar inadvertido para el gobierno de López Obrador.
“Hormigas” llaman los traficantes de armas a los miles y miles de mexicanos que todos los días cruzan caminando la frontera al salir de trabajar en Estados Unidos, tras realizar compras en supermercados o en los malls y que casi nunca son revisados por los aduaneros mexicanos encargados de cribar paquetes, bolsas y bultos.

Vehículos
En el tráfico hormiga se cuenta también a los mexicanos o personas de distinta nacionalidad que ingresan al territorio mexicano por Estados Unidos en su auto con placas de algún estado de la frontera norte, y que extrañamente son sometidos a escrutinio por la aduana mexicana.
En vehículos privados, camiones de carga comerciales, bolsas de mandado, mochilas, cajas de cartón y cualquier otro embalaje, todos los días entran a México ilegalmente cientos, si no miles, de armas procedentes de Estados Unidos.
Para corroborar que el tráfico hormiga está más latente que nunca y que el gobierno de Trump –pese a las promesas que le ha hecho al de AMLO– no asume como responsabilidad propia revisar a las personas y autos que cruzan a México, Proceso realizó un recorrido en armerías y puentes trasfronterizos a lo largo de la frontera sur de Arizona y de Texas.
La Oficina para la Rendición de Cuentas Gubernamentales (Government Accoun­tability Office, GAO) del Congreso federal de Estados Unidos sostiene en su más reciente reporte que 70% de las armas confiscadas en México son de manufactura estadunidense. En el documento, fechado en junio de 2019, la GAO indica que la “vulnerabilidad de las fronteras del norte mexicano facilita el trasiego de armamento”.
Se refiere a que el gobierno mexicano carece de personal de aduanas y de tecnología en los puentes transfronterizos para revisar a las personas y automóviles que ingresan desde Estados Unidos.
Esta situación no es nueva, ha prevalecido durante décadas en la frontera norte del país y tuvo un auge en el sexenio de Felipe Calderón, con su guerra contra los cárteles de las drogas: los narcos respondieron aterrorizando al país y asesinando a decenas de miles de personas con su poder de fuego.
López Obrador, con la colaboración de Trump, prometió contener el tráfico ilegal de armas, algo que todavía no se palpa en la zona limítrofe.
Portando una maleta grande y pesada que contenía equipo y cámaras de fotografía, el corresponsal y un reportero gráfico de Proceso registraron la ausencia de revisión aduanal a los mexicanos y personas de otras nacionalidades que ingresan caminando al país desde Estados Unidos.

El Paso
Luego de visitar varias armerías en la ciudad de El Paso, Texas, simplemente para mostrar la facilidad con la que se adquieren rifles, pistolas y municiones de alto calibre, los reporteros ingresaron a México por el Puente Internacional Paso del Norte.
Cargando la maleta repleta de equipo fotográfico, los reporteros salieron del territorio estadunidense sin ser revisados por autoridades de ese país, ya que no es su responsabilidad, e ingresaron al mexicano por el puente que desemboca en la zona centro de Ciudad Juárez, Chihuahua.
Junto a mujeres y hombres con bolsas de mano, mochilas y otros bultos, los reporteros incluso pasaron al lado de un soldado mexicano que ni se molestó en observar la mochila que el corresponsal portaba en la mano izquierda.
La entrada peatonal a México desde Estados Unidos es una ignominia. No existe ni siquiera un simple detector de metales que dificulte un poco el ingreso de armas completas o en partes.
Estas fallas las han aprovechado los cárteles de la droga y los contrabandistas de armas. En ciudades norteñas, como Ciudad Juárez, Chihuahua, y Nogales, Sonora, la población conoce el negocio. Los traficantes pagan cuotas de entre 30 y 2 mil dólares a los civiles que se presten a cruzar armas entre su equipaje y sus bultos.
En Ciudad Juárez, por ejemplo, muchas personas saben que por pasar una caja de balas de cualquier calibre con 50 unidades de El Paso a México por alguno de los puentes, les pagan hasta 100 dólares.
Meter partes de una pistola entre las bolsas de mandado, mochilas con útiles escolares o bultos con ropa o en muebles significa una ganancia de entre 30 y 200 dólares. Pasar, igualmente en partes, un rifle semiautomático de alto poder, puede implicar un pago de hasta 2 mil dólares, si se trata de un calibre .50.
No existe riesgo alguno porque no se hace un contrato con ninguna organización criminal. Son simplemente bisnes.
Con la misma facilidad se pueden adquirir pistolas, rifles y municiones de cualquier calibre en las decenas de armerías dispersas en el sur de Estados Unidos. Los reporteros visitaron varios de esos establecimientos en El Paso y en Douglas, Arizona, para comprobar que a los vendedores estadunidenses no les interesa el lugar a donde vayan a parar sus mercancías.
En algunas armerías los reporteros preguntaron precios: desde una pistola calibre .22 (para damas) hasta los rifles calibre .50. En una de las tiendas, cuando el reportero le preguntó al vendedor si había un descuento en la compra de dos pistolas calibre 9 milímetros, éste se apresuró a responder que sí, aunque debía consultarlo con el dueño.
El único requerimiento para comprar armamento en las ciudades y poblaciones fronterizas de Arizona y Texas es que el interesado no tenga antecedentes penales, lo que se puede obviar si la adquisición se paga inmediatamente y en efectivo.
El 21 de julio de 2019, en su reunión con el secretario de Estado de EU, Mike Pompeo, el canciller Marcelo Ebrard pidió que el gobierno estadunidense, en colaboración con el mexicano, desplegara un operativo para contener el flujo de armamento de norte a sur en los puntos fronterizos estratégicos; San Diego-Tijuana, El Paso-Ciudad Juárez, Laredo-Nuevo Laredo, McAllen-Reynosa y Brownsville-Matamoros.
Para tal efecto, el gobierno de López Obrador desplegó efectivos de las secretarías de la Defensa Nacional y de Marina, así como de la Guardia Nacional y de otras dependencias federales. Por el lado estadunidense colaborará personal de Aduanas y Patrulla Fronteriza (CBP), ATF y el Buró de Investigaciones del Departamento de Seguridad Interior (HSI).

Puntos fronterizos
El operativo conjunto se basa en el compromiso de que “el gobierno de México no va a descuidar el esfuerzo de control migratorio que ha desplegado en todo el país” y se llevará a cabo en los siguientes puntos fronterizos:
–En el puesto “El Centinela”, en Tijuana, Baja California, se desplegarán 41 elementos y ocho vehículos por turno. Del lado estadunidense estará en San Ysidro, California.
–El puesto “Samalayuca”, en Ciudad Juárez, Chihuahua, contará con 58 efectivos y 10 vehículos por turno. Del lado de Estados Unidos se ubicará en El Paso.
–En Nuevo Laredo, Tamaulipas, y Laredo, Texas, se ubicará el puesto “La Antigua Garita”, con 37 elementos y ocho vehículos por turno.
–El puesto de “El Encanto” (jurisdicción de Nuevo León) estará en China (NL) y la ciudad de Reynosa, Tamaulipas, con 37 efectivos y ocho vehículos por turno. Del otro lado de la frontera estará en McAllen, Texas.
–Por último, el puesto “Pancho Villa la Y” (también en jurisdicción nuevoleonesa) se instalará en Matamoros y en San Fernando, Tamaulipas, con un despliegue de 37 elementos y ocho vehículos por turno, mientras del lado norte se ubicará en Brownsville, Texas.
“El gobierno de México no está solicitando donaciones de equipo para este esfuerzo de cooperación, sino la acción decidida de las autoridades estadunidenses en su propio país para frenar el tráfico de armas hacia México”, concluye la SRE.