Roban más de 2,800 consolas Nintendo Switch 2 de un tráiler en EE.UU.
Un robo de alto perfil sorprendió a las autoridades del condado de Arapahoe, Colorado, a principios de junio, cuando se descubrió el hurto de miles de consolas de videojuegos Nintendo Switch 2. El hecho se reportó el 8 de junio a las 8 de la mañana en una estación de servicio para tráileres Love’s, ubicada en la localidad de Bennett. De acuerdo con la oficina del alguacil, un conductor de tráiler descubrió que su remolque había sido forzado y su carga, desaparecida.
Un robo millonario en plena carretera
El conductor explicó que realizaba una inspección previa al viaje cuando notó que la puerta del tráiler estaba violentada. Al llegar al lugar, los agentes confirmaron que se habían robado 2,810 consolas recién lanzadas al mercado, con un valor individual estimado en 499 dólares. La carga se dirigía desde la sede de Nintendo of America en Redmond, Washington, hacia una tienda GameStop en Texas.
Aunque el conductor desconocía con exactitud el contenido del remolque, se sabía que se trataba de mercancía relacionada con juguetes o videojuegos. Según el vocero de la oficina del alguacil, Anders Nelson, se sustrajeron múltiples tarimas completas, representando un golpe de más de un millón de dólares para la empresa japonesa.
El destino de las consolas robadas
Los expertos en tecnología advierten que es poco probable que estas consolas aparezcan en mercados locales o tiendas de segunda mano. Steve Beaty, profesor de informática en la Universidad Estatal Metropolitana de Denver, señaló que probablemente sean vendidas en la dark web o incluso enviadas fuera del país para evitar su rastreo. Según comentó, bastaron solo dos minutos en la web profunda para hallar anuncios con consolas a mitad de precio.
Cada Nintendo Switch 2 cuenta con un número de serie único que permite su registro al conectarse a internet. Este código facilita que Nintendo y las autoridades rastreen dispositivos robados. En caso de detectarlos, la empresa puede bloquearlos de forma remota, dejándolos inservibles para el usuario final.
Intentar desbloquear o manipular estos dispositivos para evitar el rastreo no es tarea sencilla. Según Beaty, se requerirían conocimientos avanzados en codificación para modificar el sistema o, en su defecto, no conectarse jamás a internet, lo cual limitaría casi por completo la experiencia del usuario.
Agencias