Este 30 de noviembre concluyó oficialmente la temporada de huracanes en los océanos Atlántico y Pacífico, dando un respiro a las costas mexicanas. Aunque se esperaba una temporada hiperactiva, en el Atlántico hubo una pausa notable a mediados de agosto, seguida de una recuperación que resultó en 18 tormentas nombradas, de las cuales 11 se convirtieron en huracanes, cinco de ellos de categoría 3 o superior.
La actividad superó la media histórica, aunque no alcanzó los pronósticos iniciales de la Universidad de Colorado, que preveían 23 tormentas. Cinco ciclones tocaron tierra, afectando principalmente a islas del Caribe y Estados Unidos. México, por su parte, resultó relativamente ileso, salvo por lluvias de Alberto y vientos de Milton en la Península de Yucatán.
El Atlántico vivió fenómenos notables como Beryl, el huracán categoría 5 más temprano registrado, y Helene, que causó más de 150 muertes en Estados Unidos, siendo el más mortal desde Katrina. Milton, con una rápida intensificación, también dejó su huella con tornados y lluvias torrenciales.
En contraste, el Pacífico tuvo una temporada menos activa, con solo 12 tormentas nombradas y tres huracanes mayores. El fenómeno de La Niña contribuyó a este comportamiento, enfriando las aguas y retrasando el inicio. John fue el único huracán importante que impactó territorio mexicano.
Así, mientras México sortea con éxito otra temporada, la vigilancia continúa ante futuros fenómenos.
Agencias