De política y cosas peores

La curvilínea chica le dijo al curandero del lugar: «Siento una permanente comezón en la entrepierna». Diagnosticó de inmediato el individuo: «Esa picazón es el llamado de su cuerpo, que está deseando obra de varón. A la naturaleza nadie se puede resistir: si le cerramos la puerta entra por la ventana. Naturam expellas furca, tamen usque recurret. Ya podrás expulsar a la naturaleza con un tridente; a pesar de eso siempre regresará. Venga usted hoy en la noche cuando ya no hay gente. Aquí mismo le administraré el remedio que aliviará al mismo tiempo su prurito y su insatisfacción». Atrás venía una mujer muy fea. Oyó lo que el sanador le prescribió a la hermosa joven y quiso recibir un tratamiento igual. Así, le dijo lo mismo que la muchacha le había dicho: «Siento una permanente comezón en la entrepierna». Respondió al punto el curandero: «Es sarna. Rásquese». Dos pollos estaban asándose en el rosticero. Uno de ellos le dijo al otro: «El calor y las vueltas me molestan, claro, pero lo que realmente me encabrona es el tubo de fierro en el fundillo». El médico auscultaba a un romano. Le pidió: «Diga 33». Dijo el romano: «Equis, equis, equis, palito, palito, palito». (Un chiste más como ése y mis cuatro lectores quedarán reducidos a dos). ¿Qué irá a hacer ahora López Obrador? Seguramente el trágico acontecimiento relacionado con la familia LeBaron movió a Trump a decir que ya es hora de que México, con ayuda de Estados Unidos, le declare la guerra al narcotráfico. Desde luego AMLO agradeció el apoyo, pero manifestó que no es necesaria en este caso la intervención de ningún gobierno extranjero. Esa actitud es procedente y está muy puesta en razón, pero cabe preguntar si después de esos infames asesinatos que cobraron víctimas entre niños inocentes puede seguir aplicando el mandatario mexicano su política de abrazos, no balazos, y mantener su táctica de pedirles a las mamacitas y abuelitas de los criminales que platiquen con sus hijos y sus nietos y los convenzan de tomar el buen camino. Quizá el fiasco de Culiacán y estos horribles asesinatos no hayan agotado aún el pacifismo de López Obrador y su fe en la capacidad de regeneración de los sicarios, pero todo indica que la paciencia de Trump ya se acabó. Así las cosas lo más probable es que el tabasqueño se vea en la necesidad de dar otro rumbo a su trato con los delincuentes, cosa que por lo demás la ciudadanía también está pidiendo. Sucede que los criminales se han engallado por la prédica de amor y paz de López Obrador, por la debilidad que frente al crimen organizado ha mostrado un gobierno desorganizado y por la rampante impunidad de que gozan los hombres violentos. El resultado de esa política, por completo equivocada, no puede estar más a la vista. La recta aplicación de la ley no es represión ni falta de humanidad. El Estado no debe permitir que los transgresores de la ley ejerzan una autoridad que sólo a la Autoridad corresponde. Mientras tanto me permito informar con todo respeto a la señora secretaria de Gobernación que la palabra «esgrima» pertenece al género femenino: «la esgrima». El ciempiés macho y su hembra no habían tenido descendencia pese a llevar ya tres años de casados. Explicó el ciempiés: «Es que cuando ella termina de quitarse los zapatos a mí ya se me pasaron las ganas». Un amigo de Babalucas le contó: «El médico me dijo que tengo gonorrea». «¡Ah caray! -se preocupó el babieca-. ¿Pos qué comiste?».Le aconteció a Pepito abrir la puerta del baño en el momento en que su papá se estaba duchando. Lo miró muy bien y le preguntó: «¿Fumaste mucho cuando joven? Mi mamá le dice a mi hermano que si fuma no le crecerá la pinga». FIN.