Vigilarían frontera los guardabosques

Brownsville, Tx.- La administración del presidente, Donald Trump, decidió disponer a guardabosques procedentes de parques nacionales de varias partes de Estados Unidos en la frontera con México para enfrentar entradas no autorizadas de inmigrantes y narcotráfico.

Dichos elementos estarían patrullando las orillas del Río Bravo, desde El Paso hasta Brownsville.

El Gobierno tomó esta medida con la intención de encarar una situación que considera de emergencia por el aumento en la llegada de inmigrantes desde el sur en el último año y ante las dificultades que tiene en el Congreso, parcialmente controlado por los demócratas, para financiar su plan de seguridad fronteriza.

Así lo asegura un reporte de USA Today, que explica que ya se han puesto en marcha dos operaciones en las que se han empleado a guardabosques y otros funcionarios con tareas de ese tipo para patrullar la frontera y que más acciones de este tipo están previstas al menos hasta septiembre de 2020.

El presidente y su equipo sostienen que los guardaparques y otros tipos de funcionarios han prestado una asistencia valiosa a la Patrulla Fronteriza ante el flujo constante de migrantes que intentan llegar a EU.

Voces críticas, por otro lado, sostienen que así se quitan recursos a los parques nacionales en una fase de carencia de personal y que los funcionarios procedentes de estos sitios no están entrenados para actividades como la de atrapar a migrantes o narcos.

Trump quiere reducir el flujo de migrantes que llegan a EEUU, también con medidas como la construcción de un muro fronterizo, pero considera que los fondos que le concede el Congreso para este fin no son suficientes.

Ya en mayo de 2018, su administración lanzó un proyecto piloto que preveía el uso de 22 entre guardaparques y otros funcionarios del Departamento de Interior. En dos días, según comunicó el entonces secretario de Interior Ryan Zinke, estos empleados detuvieron a 13 migrantes.

Otra operación de ese estilo se lanzó el pasado octubre, según USA Today. Robert Bushell, asistente jefe de la Patrulla Fronteriza del sector de Tucson, Arizona, confirmó que todavía está en marcha. Las autoridades no han dado sin embargo más detalles.

A lo largo del operativo del año pasado, según Bushell, se llevaron a cabo 1,195 detenciones, incluidas algunas por detenciones ilegales. El oficial se declaró altamente satisfecho de la colaboración con los guardaparques.

Al menos cinco parques nacionales confirmaron que enviarán a algún miembro de sus plantillas a la frontera sur, según USA Today. Entre ellos está el más visitado del país, el de Great Smoky Mountains, situadas en el límite entre Tennessee y Carolina del Norte.

Los guardaparques pueden actuar con funciones policiales como poner multas y practicar detenciones por cualquier tipo de delito, incluido, por ejemplo, el de posesión de drogas. También cumplen tareas en emergencias por fuegos o de asistencia sanitaria.

Sin embargo, no suelen tener mucha experiencia y entrenamiento en actividades de vigilancia fronteriza, sino más bien de policías urbanos o de tráfico, según Laikel Jordan, ex empledo en el Servicio de Parques Nacionales.

Bushell, por su lado, asegura que tienen competencias suficientes como para ser «de gran ayuda». El agente explica que los guardaparques se desplegarán principalmente en el Parque Nacional de Organ Pipe y el Refugio Nacional de Vida Silvestre Cabeza Prieta, Arizona. El primero está considerado como altamente peligroso por el frecuente paso de traficantes y migrantes irregulares.

El reporte de USA Today subraya que muchos parques nacionales sufren falta de personal suficiente. Actualmente, asegura, hay menos de 1,800 guardabosques encargados de hacer cumplir la ley en parque visitados por unos 320 millones de visitantes en un año.

El representante demócrata por Arizona Raúl M. Grijalva considera la medida del Gobierno de utilizar a funcionarios de Interior en actividades fronterizas como «una farsa que desvía los recursos de los parques, que ya no cuentan con fondos suficientes». En su opinión, «esto pone en riesgo al parque, a los visitantes y al personal».

Agencias