Vida Diaria

Rosa Elena González

8/09/17

Y todo por el poder…

No cabe duda que al calor de los intereses políticos las pasiones se encienden y las emociones se desbordan.
Ese fenómeno no es exclusivo de un partido político, sucede en todos, y responde a que nunca faltan los personajes que, como dijera JOSÉ ALFREDO JIMÉNEZ en una de sus canciones, se sienten superior a cualquiera y el puño de estrellas quieren bajar, obviamente para luego ellos al cielo poderse elevar.
Ahí tiene usted a los panistas peleando contra panistas en la Cámara de Senadores, a perredistas enfrentándose entre ellos y qué decir del grotesco espectáculo que protagonizaron los priÍstas de Nuevo León en plena toma de protesta de su nueva dirigencia estatal.
La pregunta es, ¿cómo le irán hacer para ponerse de acuerdo con las alianzas a la hora de la repartición si entre los mismos no se ponen de acuerdo?, exacto, con los de afuera menos.
De lo que sucede con los panistas no hay nada extraño, es su comportamiento natural, siempre hay dos grupos peleando por el poder, lo que pasa ahora con ERNESTO CORDERO en contra de RICARDO ANAYA, se vivió con los Maderos, Calderones y Fernández de Cevallos pero al final, cuando ven que el poder pueden perder, se ponen de acuerdo.
Con los perredistas sucede igual, pero entre los amarillos las diferencias terminan en rupturas y hasta creación de nuevos partidos políticos, recordemos el caso de CUAUHTÉMOC CÁRDENAS y el PEJE.
Mientras que los priístas siempre habían seguido una línea, no por nada les bautizaron como borregos porque no eran capaces de saltarse las trancas, gritaban una disciplina aunque esta fuera fingida porque, igual que en todos los partidos, hay traiciones y muchas veces son ellos mismos los que orquestan las caídas de los de su mismo color.
Ahora que están en la antesala del proceso electoral en todos los partidos políticos hay personajes que quieren llevar la delantera, unos y otros desean quedarse con una buena rebanada de poder.
Los desacuerdos son porque todos quieren ser la voz cantante para los acuerdos, que su grupo sea el que se quede con el pastel, saben que el que parte y comparte se queda con la mejor parte.
Razón por la que no extraña que allá en Nuevo León los priístas que se sintieron broncos armaron tremenda trifulca sin importarles que su líder nacional estuviera por arribar, por cuestiones de lugares subieron las pasiones, pasaron de las palabras a los golpes.
Hay quienes dicen que los cetemistas se comportaron como viles pandilleros, quizá el calificativo sea hasta piropo, convirtieron el recinto en un desastre, ya nada más faltó que se llevarán hasta las sillas que utilizaron como proyectiles para agredir a sus compañeros de partido.
Eso de los sillazos se les da a los priístas, un caso similar sucedió en la capital tamaulipeca hace algunos ayeres en un evento de tricolores.
Pero bueno, la situación es que allá en Nuevo León priístas se sintieron broncos y arremetieron contra priístas, hasta gases lacrimógenos aparecieron para dispersar a los rijosos.
Lamentable, porque la ciudadanía hoy día lo que menos quiere es violencia y que sean los políticos que quieren dirigir los destinos de los pueblos quienes las protagonicen pues no tiene nombre.
En fin, la situación es que una vez más queda comprobado que los intereses de grupos o personajes rebasan a los partidos, que aunque anden fraguando alianzas al interior de cada instituto político hay diferencias, lo malo es que en ocasiones acaban como los priístas de Nuevo León que se sienten broncos y terminan como pandilleros, y todo por el poder.