Vida Diaria

Torre, gasto inútil…

29/11/2018 – ¿Recuerda usted las torres de pánico? Ándele, esas de color naranja que nos vendieron como extraordinarias porque además de que con tan solo pulsar un botón los cuerpos policiacos o de auxilio rápidamente atenderían una emergencia en tal o cual lugar, que al sonar la bocina la ciudadanía se ponía en alerta en el perímetro al estar pasando una situación de riesgo.
Esas mismas con las que se suponía en toda la ciudad se contaría con internet gratuito pues bastaba solo estar cerca de las dichosas torres naranjas para tener wifi.
Si no las recuerda ni se apure, no es la única persona que aunque estén en plena calle no las percibe porque realmente no significan nada, no cumplieron su cometido.
Pues esas torres siguen envejeciendo sin sentido ni motivo, no se sabe que tengan una utilidad, más que para obstaculizar banquetas o que los limpiavidrios o vendedores que están cerca de ellas cuelguen sus pertenencias.
Le comento lo anterior, porque para ser honesta tampoco les prestaba atención, pero el tema viene a colación porque ayer al salir de una tienda de autoservicio nos tocó ver cómo unos muchachos escalaban una de esas torres.
Más que las dichosas torres lo que llamó la atención fue la osadía de los chicos en riesgo de caer al trepar varios en una de ellas.
Luego, ese mismo día pasamos por dos plazas y ahí estaban las torres con el naranja casi gris por el paso de los años pero que aún conservan el logotipo del sexenio pasado y el número de emergencia 066, que ya ni existe, marcado, una dos bicicletas recargadas, en otra unas mochilas de los limpiaparabrisas.
No cabe duda que las torres naranjas fueron un gasto inútil, nunca cumplieron con el objetivo principal para el cual fueron instaladas que era el que los ciudadanos pudieran alertar a las autoridades policiales o de auxilio ante un acontecimiento de inseguridad.
Si funciona el dichoso internet o no, no lo sabemos, pero igual si solo sirven para eso fue mucho gasto para tan poco beneficio, y no es que no se quiera que se tenga internet gratuito cerca de las torres, pero la realidad es que ningún joven se va a poner hacer investigaciones para sus tareas bajo una de ellas.
Menos cuando las bibliotecas, escuelas y restaurantes aunque sean pequeños cuentan wifi, así es que los millones que se invirtieron en las dichosas torres naranjas fue prácticamente dinero tirado, pues hoy día ni siquiera sirven para posicionar el número de emergencia pues en ellas aún aparece el 066.
En fin, la situación es que las dichosas torres de pánico naranjas, esas a las que nadie pone atención ni recuerda si alguna vez tuvieron buena función, envejecen sin oficio ni beneficio.
De hecho hoy día quien las llega a ver por accidente solo recuerda que ellas son parte de un renglón de corrupción, que ahora solo sirven de perchero o que sean utilizadas para que los jóvenes intrépidos las escalan por diversión sin ninguna protección.
En su tiempo se dijo que tan solo en la capital tamaulipeca se instalaron más de 43, alrededor de 900 en todo el Estado, que el costo superó los 100 millones de pesos. ¿Quién sería el que ganó la licitación de las dichosas torres de pánico?, quién sabe, seguramente un amigo o pariente del ex gobernador, pero para el pueblo fue un gasto inútil.