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Se estima que en Matamoros hay más de un millón de perros en las calles y estos se reproducen de manera indiscriminada. Es demasiada la contaminación que generan al dejar sus desechos en las calles y finalmente morir hasta descomponerse y convertirse en polvo.
Sonia Arrazolo, activista defensora de los animales, reconoce que es un gran problema que a nadie le interesa resolver porque todos se justifican. Quienes quieren hacerlo no cuentan con los medios necesarios ni el personal para actuar.
Riesgo
Por ser una ciudad muy ventosa Matamoros se hunde en tierra y polvo y logra un alto grado de contaminación. “Todo ese excremento de animales y los que mueren hasta convertirse en polvo finalmente llegan al aire que respiramos y representa un grave peligro”, asegura.
Es un problema que tiene décadas sin resolverse y va en aumento, nadie quiere hacerse responsable hasta que les afecta directamente, asegura.
Sobre todo en las colonias marginadas a las orillas de la ciudad es donde más se ve estos problemas difícil de erradicar.
Mentalidad
Por desgracia la mentalidad de mucha gente es mediocre y no tienen la mínima intención de cambiar. Maltratan a sus animales, ensucian las calles y dañan las propiedades ajenas o también no hacen nada si un perro de su propiedad muerde a alguien más.
Entonces mientras la propia gente no se haga responsable de esos actos o el gobierno los obligue, será imposible acabar con el problema serio de contaminación y suciedad, indica.
