¿Te deprime la Navidad?

8/12/15.- Claro que los adultos no disfrutamos la Navidad con la ilusión de los niños. Claro que la visión idealizada de la Navidad que nos llega desde las películas no se corresponde con la realidad. Pero eso no significa que debamos demonizarla y hacernos daño a nostras mismas tomándonosla como un mal trago.

Ante el aumento de casos de depresión en la temporada navideña, nos hemos preguntado por qué afecta tanto la Navidad a nuestro estado de ánimo. El desajuste entre la Navidad idealizada y la Navidad real no puede ser el único motivo que nos deprime. Así que hemos buscado las causas de la depresión navideña y también las soluciones.

Causas de la depresión en Navidad

Encontramos muchas causas de depresión en Navidad, muchos motivos para que aumente la tristeza, la angustia y el desánimo, pero todos esos motivos se pueden superar si adoptamos otro punto de vista. Aspectos como el consumismo, la necesidad de hacer regalos a todos, acudir a las reuniones familiares, sociales y laborales con el mejor look y la mejor sonrisa fomentan la frustración y el deseo de desaparecer.

Además, hay personas a las que les afecta la hipocresía que rodea estas fechas navideñas. Derrochar amor, cariño y amabilidad parece de obligado cumplimiento y desarrolla un sentimiento de angustia y de impotencia por no poder cumplir las expectativas. También existe un factor físico ajeno a nosotras que puede generar la depresión en Navidad, que es la falta de luz.

Pero la depresión navideña suele producirse en la mayoría de las cosas por la nostalgia y la tristeza de lo perdido. El sentimiento de pérdida se hace patente en estas fechas y se refiere a pérdidas materiales, por la crisis económica, pérdidas emocionales, con la idea de que cualquier tiempo pasado fue mejor y pérdidas de seres queridos, cuya ausencia parece más evidente en Navidad.

Cómo evitar la depresión navideña

Si bien la depresión navideña se puede convertir en un trastorno emocional en toda regla o empeorarlo en el caso de que se esté sufriendo un trastorno depresivo, en la mayoría de los casos se trata de un bajón emocional importante, pero temporal. Cuántas veces hemos deseado acostarnos el 22 de diciembre y despertarnos pasadas las Navidades.

Sin embargo, tampoco debemos subestimar este estado depresivo y lo mejor es combatirlo con una actitud positiva pero, sobre todo, realista. Si nuestra Navidad no se asemeja a la que nos presentan desde la televisión, debemos aceptar nuestra realidad. La alegría, la unión familiar, el cariño y la generosidad podríamos practicarlas a lo largo de todo el año. Así, además de sentirnos más felices, no lo consideraríamos una obligación navideña.

Tenemos permiso para innovar, crear y transformar cualquiera de las tradiciones que más daño nos hacen. Tal vez no podamos huir de la cena de empresa, pero seguro que hay un montón de compromisos navideños que sí podemos evitar. Lo importante no es agradar a los demás a costa de nuestra estabilidad emocional, sino ser lo suficientemente felices como para demostrar amor y cariño de forma natural.

Agencia/El Bravo