Siete filipinos son crucificados para recrear martirio de Jesucristo

30/03/18.- Siete devotos católicos filipinos, incluida una mujer, fueron clavados hoy en cruces de madera, en una recreación del Viernes Santo de la crucifixión de Jesucristo, ante la presencia de miles de espectadores, muchos de ellos turistas.

Pese a que a la Iglesia Católica Filipina no ve con buenos ojos las repugnantes recreaciones de los momentos finales de Jesús, las crucifixiones reales y flagelaciones son una atracción turística el Viernes Santo en una aldea de la provincia de Pampanga, ubicada a unos 80 kilómetros al norte de Manila.

En una atmósfera de carnaval, que es un gran negocio para los lugareños, miles de creyentes filipinos y turistas extranjeros se dieron cita este mediodía en la aldea de San Pedro Cutu, Pampanga, para ser testigos de la recreación del sufrimiento que Jesús vivió en la cruz.

Con una demostración sangrienta de frenesí religioso, docenas de penitentes varones caminaron varios kilómetros por las calles de la aldea, golpeándose la espalda desnuda con palos de bambú afilados y pedazos de madera, precediendo las crucifixiones.

Durante su recorrido, algunos de los devotos flagelados, cuyos rostros estaban ocultos por capuchas, posaron con los turistas para tomarse la foto y selfies del recuerdo de su visita a San Pedro Cutu, mientras se azotaban la espalda.

Gotas de su sangre salpicaron automóviles, casas e incluso botellas de refrescos, que los vendedores de bocadillos colocaron sobre varias mesas que fueron colocadas en línea a lo largo del recorrido, según reporte de la cadena filipinas ABS-CBN News.

Tres de las siete personas que participaron en las crucificiones de este viernes tenían clavos de ocho centímetros atravesando las palmas de sus manos y pies, que les provocaron heridas graves.

Mientras que la mayoría de los 80 millones de católicos de Filipinas pasan el Viernes Santo en la iglesia o con la familia, en la aldea de San Pedro Cutu, muchos devotos desean participar en las flagelaciones y crucifixiones reales para expiar sus pecados o dar gracias por la intervención divina recibida.

Lapuot, quien dijo que era la cuarta vez que participaba en la ceremonia, agregó que creía que el ritual de derramamiento de sangre había ayudado a su abuelo a recuperarse de un derrame cerebral.

Las crucifixiones reales del Viernes Santo han estado sucediendo durante décadas en el norte de Filipinas a pesar de la desaprobación oficial Iglesia Católica en la nación.

Agencias