Se aferran migrantes a estar en puente; no se dejan ayudar

El miedo a la inseguridad, las incomodidades y el hambre no han sido motivo suficiente para que la gran mayoría de los migrantes que se encuentran varados en los puentes internacionales acepten la ayuda social que se les brinda en la Casa del Migrante, no confían siquiera en el apoyo de la Iglesia.
Y aunque ni la unidad del esfuerzo de esta institución y de las organizaciones civiles que de alguna forma les brindan asistencia en varios aspectos, es en realidad suficiente para atenderlos a todos, se les está insistiendo para que al menos aquellos que se encuentran en condición vulnerable, por enfermedad, carencias o traer niños, no quieren moverse del puente.

Acciones
Este fin de semana nuevamente la comunidad católica realizó labores de apoyo a los extranjeros que se ubican en los campamentos, tanto nacionales como los extranjeros que están solicitando refugio a los Estados Unidos, pero aunque algunos ya tienen sus citas para acudir a migración americana, tienen desconfianza, no quieren retirarse.
Por la mañana, en el servicio litúrgico, el obispo Eugenio Lira se refirió a este fenómeno social que afecta a toda la frontera norte del país, y que en Tamaulipas por ejemplo, ha hecho crisis en Nuevo Laredo, porque ya no hay capacidad para ayudarlos.
Pero en esta ciudad la situación es distinta porque la gente no se quiere mover de los campamentos, a pesar de estar a intemperie, sin donde cocinar, sin cómo conservar alimentos, sin ropa limpia, sin forma de bañarse.

Límites
Hay organizaciones civiles que acuden a ofrecerles alimento, artículos de higiene, pero no se puede cubrir a todos, se estima que más de mil 200 personas están en tránsito por la ciudad, en esas condiciones la mayoría.
En este contexto, su mensaje dominical a los creyentes fue precisamente a imitar las obras sociales de grandes personas, como la Madre Teresa de Calcuta, que llevó una vida consagrada a los demás, según las posibilidades de cada familia.