Países petroleros, atentos a impuesto fronterizo en EU

2/02/2017 – Nueva York y Londres.- El cambio fiscal propuesto por el Partido Republicano y la Casa Blanca para aplicar una exención a las exportaciones estadunidenses tiene el potencial de alterar el equilibrio energético mundial.

El posible cambio fiscal en Washington, que tiene el potencial de modificar radicalmente los flujos de la energía en todo el mundo, es el gran foco de atención para la industria petrolera. El “impuesto de ajuste fronterizo” (BAT, por su sigla en inglés) que presentaron los legisladores republicanos y que esporádicamente acoge el presidente Donald Trump, cambiará radicalmente la forma como se grava a las empresas en la economía más grande del mundo mediante la aplicación de impuestos a las importaciones y exenciones a las exportaciones.

Si bien la postura de la nueva administración de Estados Unidos sobre el BAT es confusa, y algunos analistas políticos dudan que el impuesto pueda entrar en vigor, la posible transformación de la economía de los flujos globales de petróleo significa que la industria tiene que estar muy atenta. Casi uno de cada cinco barriles de petróleo que se produce a escala mundial se consume en Estados Unidos, país que aún depende del crudo importado para satisfacer cerca de la mitad de la demanda, incluso después del auge del esquisto que elevó el nivel de producción doméstica.

La costa del Atlántico, que tiene una gran cantidad de población, también depende de las importaciones de gasolina, mientras que el gran sector de refinación a lo largo de la costa del Golfo de México, que puede procesar casi una quinta parte del suministro diario de petróleo del mundo, exporta millones de barriles de combustibles refinados todos los días.

Si el impuesto entra en vigor con 20 por ciento, eso se agregaría al precio del crudo importado. Las refinerías estadunidenses pagarían 66 dólares por barril más los costos de transporte, en comparación con el precio internacional actual del Brent de 55 dólares por barril. Eso a su vez elevaría el precio del crudo doméstico, una bendición para los productores de EU, pero uno que probablemente tengan que asumir los automovilistas. “El resultado es que aumente el precio del petróleo crudo”, dice Andy Lipow de la consultora Lipow Oil Associates.

Los precios más altos del petróleo de EU por un tiempo podrían llevar a las compañías petroleras a que aumenten sus trabajos de exploración doméstica y de producción, de acuerdo con la política de Trump de Estados Unidos Primero. Canadá, México, Arabia Saudita y otros proveedores entonces tendrán que buscar mercados alternativos.

Olivier Jakob, de Petromatrix, una consultora con sede en Suiza, dijo que los productores con una larga historia de exportación a Estados Unidos, incluyendo a miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y los operadores británicos del Mar del Norte, tendrán que encontrar nuevos compradores para al menos algunos de sus barriles. Eso puede reiniciar la guerra de precios de los últimos dos años cuando el cártel y otros productores empezaron a competir en un mercado con exceso de suministros, lo que llevó al precio del Brent a su nivel más bajo en 13 años a principios de 2016.

Hace dos meses la OPEP llamó a un cese el fuego después de que Rusia estuvo de acuerdo en unirse a la disminución de producción para ayudar a equilibrar la oferta y permitir la recuperación de los precios. “Los productores tienen que empezar a pensar en mercados alternativos incluso en este momento”, dijo Jakob.

El impuesto probablemente afecte los combustibles refinados, ya que como las exportaciones de los bienes no se van a gravar, cualquier refinería de EU que tenga la posibilidad, enviará al extranjero su gasolina o diésel terminado para evitar el cobro de 20 por ciento, lo que llevará a que los precios internos sean más altos, y esto atraería a comerciantes para vender los combustibles dentro de Estados Unidos. Las regiones de gran consumo como Nueva York, que dependen de la gasolina de Europa e India, resultarían afectadas.

Kevin Brady, presidente del comité de impuestos de la Cámara, defiende el BAT. John Watson, director ejecutivo de Chevron, el segundo mayor productor de petróleo de EU, dijo a los analistas que la propuesta puede tener efectos positivos, como el de una mayor producción en Estados Unidos, pero también “puede tener consecuencias no deseadas en términos de impacto en los consumidores, tipo de cambio y efectos dominó en la economía global”.

El American Petroleum Institute, el grupo de cabildeo del sector petrolero más grande de EU, todavía no asume una postura, pero este mes Jack Gerard, su director ejecutivo, dijo: “Nos preocupa eso”.

Koch Industries, que tiene el respaldo de los importantes donadores republicanos Charles y David Koch, se opone al impuesto. Si los analistas tienen razón, el mayor peso político contra el plan fiscal es la probabilidad de que aumenten los precios de la gasolina, uno de los mayores temores de los políticos estadunidenses.

Barclays estima que con un precio más alto de la gasolina en EU le costaría en promedio a una familia un adicional entre 300 y 400 dólares al año.

La diferencia de precios entre el Brent y el WTI, la referencia del crudo estadunidense, para entregar en diciembre de 2018 ya se redujo a cerca de 25 centavos de dólar por barril, en comparación con 1.60 dólares de principios de diciembre.

Agencias