Orbe

Contradicciones que escapan a la comprensión

Mire usted qué cosas tiene la vida: En tanto los gobiernos del mundo, especialmente los más poderosos, junto a las infaltables mafias que son en los hechos los otros gobiernos, descubren que las decisiones radicales no conducen a nada, excepto a desatar todas las guerras donde ellos mismos salen perdiendo, pues reconocen que el precio de la sangre es altamente costoso, en otros países de este continente, ejemplo Perú, se avergüenzan de encarcelar a varios de sus ex presidentes.
Inicio así dos temas realmente difíciles, que de entrada no sabré dilucidar y mucho menos concluir, pero al menos intentaré (valientemente) abordarlos.
Mismos que se convertirán después en diez más, como mínimo, y que en el transcurso de la redacción las mismas situaciones concordarán en que si, por citar un solo ejemplo, el caso de los migrantes no puede ser resuelto cerrando las fronteras de golpe y porrazo, tampoco hay derecho de que los gobiernos que expulsan a tanta gente pobre no se responsabilicen de ese fenómeno.
Ahí están El Salvador, Honduras, Guatemala, Cuba, Nicaragua, Haití, República Dominicana e incluso naciones distantes, africanas y árabes, cuyos migrantes buscan ansiosamente el sueño americano que dejó de existir desde hace varias décadas.
Insisto en las obligaciones legales y morales de esos gobiernos, de seguro bastante corruptos, y que en el caso del mandatario salvadoreño y de sus homólogos de Honduras y Guatemala, se fueron de México bien forrados con 100 millones de dólares, gracias a la generosidad del presidente Andrés Manuel López Obrador, severamente criticado por la prensa nacional de candil de la calle y oscuridad de su casa.
Sin embargo, AMLO, hablando de las radicalidades que nunca han funcionado, algo tenía que hacer para atemperar en alguna medida el flujo de personas pobres atravesando el territorio nacional.
Y ahí están las dificultades de las supuestas contradicciones: ¿a cuántos médicos y enfermeras se hubieran contratado con ese dineral obsequiado a Nayid Bukele y a los otros dos presidentes?
Más el añadido de la incertidumbre: ¿invirtió ese tal Bukele (con aires de galancete) esos recursos del pueblo de México, que por cierto no fue consultado ni siquiera a mano alzada para su entrega, en lo que realmente se comprometió públicamente? ¿O simplemente los 30 millones que le tocaron a su país los transfirió a su cuenta bancaria?
Tiempos estos sumamente difíciles y desafiantes para todos, en donde tomar decisiones implica que más temprano que tarde recibamos las consecuencias.
No podemos pedir que López Obrador se enfrente, como algunos piden, con el impredecible y chiflado Donald Trump, pues los efectos serían devastadores para todos los mexicanos.
También en estos temas complicados se vuelve imposible aplaudirle a la justicia norteamericana por haber condenado a “El Chapo” Joaquín Guzmán Loera, a cadena perpetua, cuando la contraparte de ese poder judicial, es decir, el gobierno que opera desde la Casa Blanca, tolera el paso de miles y miles de toneladas de droga que van a parar a las calles de esa nación desgraciando principalmente a los jóvenes, mientras miles y miles de millones de dólares caen en manos de las grandes mafias americanas integradas por políticos y banqueros.
¿Cómo está la cosa entonces? Respuestas claras y contundentes no hay, como resultado de muchos años de que los gobiernos de México y Estados Unidos, así como los otros referidos, no hicieron lo correcto, convertidos en los depredadores de sus propios pueblos.
Eso no debería darles a los actuales gobiernos, como el federal de Morena, la salida cómoda de culpar (como tarabilla) a un pasado político que ya se fue, pero tampoco alentar la impunidad. Ahí prevalecen las contradicciones que escapan a la comprensión de millones de personas.

ALLÁ PORQUE LOS ENCARCELAN Y AQUÍ PORQUE ANDAN LIBRES
En esta sociedad repleta de laberintos, donde los modos, ¡qué modos!, abundan en diferentes y tantas formas, sobresale asimismo, para las risas burlonas de los europeos que no lo pueden creer, el que en Perú se avergüencen de encarcelar a varios ex presidentes, el último es Alejandro Toledo que anduvo a salto de mata y recientemente fue capturado en Estados Unidos a pedido de la justicia de ese país andino/amazónico, mientras en México, en el otro extremo de la contradicción, nos avergonzamos de que las autoridades federales no puedan tocar ni con el pétalo de una rosa a los ex presidentes ladrones.
En cambio, el nuevo gobierno federal siempre tiene la razón, más otros datos que nadie sabe ni ha visto, convirtiéndose esta sociedad, como dicen los comentaristas de futbol, en una verdadera sucursal del manicomio.
¡Feliz fin de semana!