Orbe

Gravísimo cuando dicen que “ya pasará”

Perder la confianza en los políticos que asumen los poderes que gobiernan al país, es un tema que se habla fácil pero que trae muchas y serias complicaciones.
En las elecciones presidenciales del año pasado fueron 30 millones de mexicanos los que votaron por Andrés Manuel López Obrador, comprometiéndose este a combatir y erradicar (lo más pronto posible) las incalculables pérdidas, la injusticia y la amenaza contra la mayoría de los 130 millones de mexicanos.
Pero, también muy pronto, apenas transcurridos cinco meses, la percepción ciudadana ya es de profunda incertidumbre, de enfrentamientos entre el presidente de la República con diferentes grupos de poder político y económico, y todo un retroceso que de pronto es para López Obrador un “ahorro” y no subejercicios presupuestales.
Asimismo, las discrepancias del bisoño Gobierno de la República con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) que lidera desde París el mexicano José Ángel Gurría, ya se resintieron en todo el andamiaje federal como pocas veces cuando un personaje influyente crítica con datos duros y argumentos contundentes.
Han sido ya muchas veces en las que el tabasqueño ha sido advertido de sus errores y fantasías de crecimiento de 4 por ciento anual (cuando que todos coinciden oscila entre el 1.4 y 1.7%), igual de cifras oficiales que el propio presidente maneja en materia de seguridad pública y que para colmo han sido desmentidas con los números oficiales. Tal fue el caso del destacado periodista Jorge Ramos.
Desde luego han intervenido otros líderes mexicanos como capitalistas que representan al Consejo Coordinador Empresarial (CCE) y a la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), entre otras poderosas organizaciones y hasta medios internacionales que, habría que reconocerles, han intentado llevarse la fiesta en paz, aunque con poco éxito ante la radicalidad del titular del Ejecutivo federal que impulsa una cultura autoritaria y un discurso larguísimo e inútil que significa, para estos sectores, necedad e ignorancia.
¿Qué futuro nos depara?
Esa fórmula de necedad e ignorancia es la misma que se aplica a la mayor parte de las relaciones con otros poderes públicos como los gobiernos estatales, atacando también a organizaciones obreras de muchos años y, de alguna manera, muy evidente por cierto, advirtiéndoles (CTM, CROC, FSTSE, etc.) que la aparición de nuevas confederaciones obreras anuncian su desaparición inminente.
Sin embargo, el problema se focaliza en el manejo de una supuesta “austeridad republicana” que está causando graves subejercicios en el gobierno federal, a tal grado que los gobiernos de los Estados aún no logran interpretar el criterio general con el que trata de aplicar los recursos públicos la Federación.
Por cierto, la semana pasada el Gobernador Francisco García Cabeza de Vaca solicitó al gobierno federal, en el marco de la LVI Reunión de la Conferencia Nacional de Gobernadores y en representación de estos mismos, una mayor coordinación y más recursos para que las entidades atiendan el fenómeno migratorio con el que directamente se enfrentan los estados, principalmente los fronterizos como Tamaulipas.
La cuestión es si habrá reacción alguna a esta solicitud formal y urgente del Gobernador de Tamaulipas, o sí peticiones de esta naturaleza seguirán siendo ignoradas como el grave desabasto nacional de medicamentos tales como los que son prescritos para el VIH.
Un problema que a pesar de su magnitud, todo indica no parece preocuparle mucho al ciudadano presidente de México, dándose el lujo de reñir con los proveedores de estos medicamentos a los que les previene no se pongan los guantes con él.
Increíble que estando el país padeciendo una fuerte desaceleración económica a causa de todo lo anterior, López Obrador aún tenga tiempo y humor de andarse forcejeando con estos empresarios, mientras que a casi 100 mil personas se les agudiza el Sida.
Llama la atención que en casi todo el país suba de tono la desilusión social que habla del error de haber electo a un mandatario con este nivel mental, consolándose la gente con la idea de que este desastre que se ve venir “ya pasará”.
Una depresión psicológica de millones de personas, cuya gravedad tendrá que ser enfrentada, al mismo tiempo, con una crisis provocada desde un absurdo presidencial que ya se supo cuáles son los intereses que protege, ajenos a los intereses fundamentales de la población que descubre que esta democracia falsa está trayendo más dolor y pobreza, por los constantes recortes a programas sociales que sólo producen “ahorros” al gobierno, pero al pueblo le causan una situación peor que la sufrida en el pasado.
¡Excelente inicio de semana!