Orbe

¿A dónde vamos?

8/06/2018 – Ahora pareciera que cada vez que la democracia crece y se desarrolla en este suelo maravilloso y fértil llamado México, sobrevienen cada vez más las malas noticias, como una cascada interminable de fatalidades.
Yo no estoy para contarlo porque todos ya saben el nivel de violencia que sucede en el país, y cuyos efectos se resienten en Tamaulipas.
El hecho es que si tuviéramos que entregar una definición del estado actual de cosas, todos diríamos que los procesos democráticos lejos de anunciar cambios positivos y dinámicos para todos, ambientes plurales y progreso moral y físico para todos, nos están encaminando no sólo a una sociedad donde el común denominador es la ruptura.
Porque además nos precipitan, de tantas tragedias que a diario se ven, a un México apocalíptico.
Otros salen al paso y esgrimen que toda esta violencia es parte de ese cuerpo político y social sometido al conjuro del exorcismo, y que pronto todo será distinto.
Incluso que las cosas pudieron haber estado peor que en estos momentos.
Sin embargo, no se trata de creer o no, como una fe ciega y por lo tanto absurda, ajena a todo razonamiento.
Es decir, lo que se ve es lo que se dice. Y si la democracia es un sistema tan eficaz y humano, entonces sus bondades se están tardando demasiado en llegar, por lo que el concepto de “sufrir para merecer” se ha tornado en un verdadero infierno.
Desde principios de los 80 el país fue agobiado por una larga serie de dramas que provocaron una crisis económica sofocante y una política distante de la democracia.

ASÍ NO CONVIENE
Desde José López Portillo, pasando por Carlos Salinas de Gortari y Vicente Fox, hasta Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, todo se convirtió, según la certera opinión ciudadana, en lo peor de lo peor, por la violencia que claramente indica que vivimos bajo el estigma de una guerra civil.
¿Falta que en medio de todo este drama que, repito, algunos dicen que gracias a Dios no están tan peor como pudo estarlo?
En primer lugar, siempre es un hecho que todo puede estar peor que lo presente; empero, ¿tiene qué ser así, todo “empeorado”, para poner fin a la violencia y la impunidad?
Siendo así las cosas no se entiende que los candidatos a la Presidencia de la República, como la mayoría de los que aspiran a ser senadores, diputados federales y alcaldes, no tengan la capacidad de coincidir en la urgencia de poner fin a este fenómeno.
Todos llegamos a criticar severamente el costo económico de la democracia, pero en lo que no habíamos reflexionado es en el alto costo de la disputa por el poder.
Así ya no sólo estamos regresando al pasado en los peores términos, sino que tampoco conviene para nadie una democracia disfrazada de terrorismo y guerra.
Si es ese el destino hacia dónde nos dirigimos, ¿qué clase de legitimidad política tendrán los siguientes representantes populares, incluyendo al propio titular del Poder Ejecutivo Federal?

CUIDADO CON EL GOLPE DE CALOR
Cambiando radicalmente de tema y en asuntos que sí tienen que ver con la preocupación y ocupación de las instituciones públicas por el bienestar de los tamaulipecos, la Secretaría de Salud, y en forma directa su titular Gloria Molina Gamboa, emitieron diversas recomendaciones por golpe de calor.
La instrucción es que ante el pronóstico de que las altas temperaturas se extiendan hasta noviembre, se intensifiquen la vigilancia epidemiológica de las enfermedades asociadas al calor, así como la difusión de medidas preventivas hacia la población y la capacitación oportuna de médicos y enfermeras, fundamentales en este tipo de contingencias.
La doctora Molina Gamboa urgió a los tamaulipecos extremar precauciones especialmente con niños menores de 5 años y personas obesas y con enfermedades crónicas no controladas.
El golpe de calor se manifiesta con mareo, náusea, debilidad, sed, deseos de defecar y en ocasiones llega a la pérdida del conocimiento, incluso hiperventilación, agitación, confusión, entre otras alteraciones de la salud, por lo que además se recomienda no exponerse a los rayos del sol entre las 11:00 a las 17:00 horas y tomar 2 a 3 litros de agua.