Orbe

Ma. Teresa Medina M.

23/04/2018

Antes del debate
En realidad fueron ocho horas antes del debate que esta opinión se fue a la redacción.
Pude justificada y cómodamente haber abordado otro tema. Pero a como están y marchan las cosas no era tan apremiante.
¿Cuál era la novedad y el misterio que nos aguardaba esa trifulca donde de seguro el menos considerado fue el elector y el interés principal se desbordó en una guerra sin propuestas?
¿Qué nos dice, como referente, la historia del primer debate celebrado en mayo de 1994 entre Ernesto Zedillo, Diego Fernández de Cevallos y Cuauhtémoc Cárdenas?
Era una democracia más sencilla, un formato simple que al final incluyó sólo a tres partidos (PRI, PAN, PRD), aunque este escenario ya estaba muy manchado de sangre y tragedia con el magnicidio de Luis Donaldo Colosio.

Además que en el sureste se libraba (según esto) una batalla bélica orquestada por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), a quien el Ejército Mexicano hacía que combatía.
Un conflicto que luego todos sabrían se trató sólo de un buen cuento inventado por el sistema político encabezado por el Maquiavelo de Agualeguas.
Y todo en aras de distraer al pueblo con un payaso encapuchado desde la selva del sureste del país, y a quien esta columna bautizó en ese entonces como el “Subcomediante Marcos”.
Resultado del debate de hace 24 años: Nada nuevo bajo el sol.

El panista Diego Fernández de Cevallos fue reconocido como el político más rollero de todo México. Acusado también de haber inaugurado esa alianza que desembocó en el PRIAN.
Ernesto Zedillo que hoy igual que José Antonio Meade, sin ninguna vinculación con el PRI, se dirigió no a la nación sino a sus contrincantes como el neoliberal que habría de seguir haciendo pedazos la economía del país, desapareciendo empresas del sector privado, incrementando la deuda pública y condenando el crecimiento de México a menos del 2 por ciento anual, como hasta ahora.
Luego vendría el “error de diciembre” de 1994 y la persecución que Zedillo emprendió contra Carlos Salinas de Gortari, que después llevó a prisión por diez años al hermano del ex presidente, conocido como un burdo delincuente de cuello blanco.

Síntesis: casi todo igual a los tiempos que hoy corren. Arreglos en la cúpula del poder y la puesta en escena de un gran teatro electoral que sacaría de la jugada, por segunda ocasión, al ex priísta Cuauhtémoc Cárdenas, exhibido en ese debate histórico como un miembro distinguido del sistema que supuestamente combatía desde la izquierda mediante una fachada democrática.
Fueron relegados de ese debate los candidatos del PT, Cecilia Soto, del PVEM, Jorge González Torres, de la Unión Nacional Opositora, Pablo Emilio Madero, y un individuo de nombre Rafael Aguilar Talamantes, conocido por tratarse de un ladino vividor de la política.

Todo muy parecido a lo que ocurre ahora, con una democracia siempre manipulada, ni siquiera combativa como las que vemos en Estados Unidos y en otras naciones.
La novedad en el Palacio de Minería, a diferencia del debate que se dio en el Museo Tecnológico de la Comisión Federal de Electricidad, es que todos, de una forma abierta o indirecta, se fueron seguramente contra Andrés Manuel López Obrador, el candidato de MORENA, del que se dice (y con mucha razón) no tiene la menor idea de lo que significaría cancelar la obra del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM).

Un AMLO que igual acusa que los recursos de las Afores están en riesgo de desaparecer, partiendo de 1997 en que fue modificado el régimen de pensiones, y del cual el magnate Carlos Slim, defensor del NAICM, controla en su grupo financiero una gran parte de esos recursos propiedad de millones de trabajadores.
Sin embargo, no expone en sus argumentos si las empresas de Slim están cometiendo un delito que arriesgue gravemente las pensiones de muchísima gente.
Y si eso resulta cierto, ¿por qué López Obrador, así como Ricardo Anaya, José Antonio Meade, Margarita Zavala y hasta Jaime Rodríguez “El Bronco”, no levantan una denuncia penal por la comisión de ese delito? Repito: ¿qué hubo de nuevo en el Palacio de Minería? Puras frases y rollos para medio calmar el clima terrible de pobreza, tristeza, farsa y violencia. Y no es para decepcionar a nadie, pero no podemos hablar de un vencedor del debate, mientras nadie se comprometa con la Patria, como un héroe.
¡Excelente inicio de semana!

Agencias