OPTIMUS

Jorge Alberto Pérez González

19/06/2016

Desde Alaska

En los últimos días se ha hablado hasta la saciedad en todos los medios, sobre el terrible crimen del centro nocturno en Orlando, Florida.
Lamentablemente como siempre sucede, el estigma superó con creces la patética realidad, la posibilidad de un ataque terrorista de magnitudes extraordinarias, fue sepultado por los medios ante la terrible realidad de que se trataba de un lugar de recreo de una comunidad en especial.
El amarillismo se apoderó de todos, lo importante no fue el número de víctimas, sino su preferencia sexual, lo resaltable no fue la forma en que se adquirieron las armas, sino la condición sensible de los amigos y familiares de los inocentes sacrificados.
Los comentarios homofóbicos disfrazados no se hicieron esperar y lograron hacer resurgir el odio y la violencia misma que distrajo del verdadero fin de un acto terrorista de ese tipo.
La religión, la intolerancia y el rencor escurrieron como miel por las redes sociales, nadie se opuso, al contrario, disfrutaron todos el señalamiento público, pues a pesar de todo y de la época en que vivimos, todavía existen seres que piensan que pertenecer a la comunidad lésbico gay, es un renglón torcido de Dios.
Qué le falta a la humanidad para entender que sólo se trata de personas normales alojadas en cuerpo diferente, son seres humanos que sienten, que sufren y que trabajan igual que los demás, pero que tienen que recluirse por incapacidad de aceptación o de entendimiento de una sociedad que no se atreve a superar sus miedos ni sus tabúes.
Sólo quienes conviven con ellos, saben el verdadero significado de sus vidas, sus emociones y sus frustraciones, solo los que lo viven, pueden explicar con tranquilidad sus sentimientos.
No están enfermos, no es cuestión de educación, no tenemos por qué entenderlos simplemente aceptarlos, como aceptamos con naturalidad otras cosas en la vida.
Conozco seres humanos valiosos, mentes brillantes que aportan con sensibilidad algo al bien común, no entiendo porque, se sigue pretendiendo hacer creer que fue castigo divino lo sucedido en Orlando y se deshecha por completo la real posibilidad de un acto terrorista.
No se ve con la misma óptica del atentado en París en el Bataclán, pues al ser un centro de diversión heterosexual no ameritó distracción alguna en el manejo de la información.
La Iglesia Católica cada día pierde seguidores, por la simple y sencilla razón de que en forma literal pretende interpretar los textos escritos hace más de 2000 años, así se entiende cuando lee uno la carta de Monseñor Daniel Medina Pech.
Difícil es para él entender que el matrimonio es un contrato al que tienen derecho todos los seres humanos y difícil debe resultar para él, investigar los requisitos extremos que se exigen para poder abortar.
No hay manera de hacerle entender, que hay personas que cuidan amorosamente adoptado a un niño escondido en un cuerpo de mujer o viceversa.
No hay sagrada escritura que lo explique y por lo tanto no existe!
Bueno, hubo temas más importantes, ya habrá tiempo de platicarles de un viaje en motocicleta iniciado en Matamoros, Tamaulipas, México. Por lo pronto reciban saludos DESDE ALASKA.